Comienza el 71 Festival de Cine de San Sebastián el próximo 22 de septiembre, hasta el día 30, con ausencia de estrellas norteamericanas por la huelga de guionistas y actores que desde el mes de julio continúa en Hollywood. Razón por la que Javier Bardem, que reside en Los Ángeles, no podrá estar presente en el certamen al que iban a entregar el premio Donostia, como reconocimiento a su intensa y meritoria carrera. Penélope Cruz lo recibió en 2019. El cartel anunciador del Festival lleva su imagen, con su rostro y parte de su cuerpo sobreimpresionado. Y en el centro, su firma. Será el año próximo cuando recibirá la distinción mencionada.
El actor vive un momento feliz tanto en su vida profesional como en la familiar. Su cotización lo ha convertido en millonario. Tiene cincuenta y cuatro años. Tuvo una infancia y adolescencia difícil, problemas que se extendieron asimismo en su primera juventud. Conoció el drama de sus padres separados y muchos días en los que su madre, sin dinero, no sabía qué hacer para sacar adelante a sus tres hijos, siendo el benjamín. De aquel tiempo en el que, para ganarse la vida, Javier trabajaba en un club donde, semidesnudo, se dejaba acariciar sus partes íntimas por algunas descaradas que celebraban despedidas de solteras.
Javier Ángel Encinas Bardem nació en Las Palmas de Gran Canaria, aunque siempre se consideró madrileño, del barrio del Retiro. Su padre, Carlos, que medía un metro y noventa y dos centímetros, del que Javier heredó su gran parecido físico, no así su hermano Carlos, acusaba una tragedia: la de su progenitor que, siendo un próspero ganadero salmantino, acabó arruinado por su ludopatía, lo que lo llevó al suicidio.
Este Carlos Encinas conoció a Pilar Bardem en la Universidad Complutense. Se casaron, tuvieron tres hijos, pero su matrimonio resultó un fracaso. Despótico, ausente del hogar, sin trabajo fijo, que amargó la existencia de su esposa. Quien había empezado por ser modelo en casas de Alta Costura, tras abandonar la carrera de Medicina. Pilar Bardem acabó siendo una actriz excelente, continuadora de una destacada dinastía teatral y cinematográfica. Pero atravesó años de penuria, como decíamos, cuando no tenía trabajo y para alimentar a sus retoños hubo de trabajar de asistenta y también de recepcionista en un bingo.
Javier Bardem se acostumbró "a pasarlas canutas" en casa. Con un físico atlético fue jugador internacional juvenil de rugby. Y una temporada en la que no tenía un duro accedió a ser contratado en una sala de fiestas en calidad de ‘stripper’. Se quedaba semidesnudo en el escenario, presumiendo ‘de paquete’. Y, lo que hemos visto en tantas películas americanas, sólo que con chicas generalmente, aceptando que algunas de las más atrevidas clientes en noches de despedidas de solteras, se acercaran con un billete que introducían bajo su ‘slip’, entre gritos, risas y aplausos. Así se ganó la vida durante unos meses quien hoy es un actor celebrado, que ha ganado ya millones de dólares. Puede permitirse muchos lujos. Hace unos pocos veranos se fue con Penélope y los niños al Algarve portugués, a un resort que le costaba diariamente ocho mil euros.
En 1992 Javier ya estaba decidido a continuar la tradición familiar, y poco a poco llegó a ese año como protagonista de Jamón, Jamón, donde su guionista y realizador Bigas Luna lo emparejó con una jovencita de diecisiete años, Penélope Cruz, que también velaba sus primeras armas encabezando con aquél un reparto, que le llevaba siete años de diferencia. Drama rural en el que, en las pausas del rodaje, Javier le tocaba el culo a Penélope y ésta le replicaba llamándolo cerdo y abofeteándolo. Transcurrieron dieciséis años hasta su reencuentro en tierras catalanas, donde Woody Allen los tuvo a sus órdenes en Vicky Cristina Barcelona. Nada más saludarse, Javier le dijo a Penélope: "¿Sabes que me gustas?". Se casaron en 2010. En el rodaje de ese filme, sucedió algo verdaderamente chusco: Javier estaba cohibido en las secuencias de sexo con Penélope, y Woody hubo de enseñarlo a cómo hacerlas.
Como es natural, ambos, después de Jamón, jamón y, al margen de sus respectivas carreras en el cine, vivieron aventuras sentimentales con otras parejas. En lo concerniente a ella, ya instalada en Los Ángeles, tuvo amores con unos cuantos actores de relieve norteamericanos, el más conocido Tom Cruise. A punto estuvieron de casarse. Y en lo concerniente a Javier Bardem, convivió durante un decenio con la traductora Cristina Payés. Tuvo otras novias: Ruth Gabriel, su compañera en Días contados, de 1994, y en 2004 junto a Belén Rueda, con quien rodó "Mar adentro".
La filmografía, ya amplia y variada de Javier Bardem, contiene entre otras cintas importantes, aparte de las ya citadas, las que siguen: Boca a boca (1995), Los lunes al sol (2002) y No es país para viejos (2008) cuya interpretación, magnifica, le reportó un "Óscar" al mejor actor secundario. Ya estuvo antes nominado. Y en ambas ocasiones acudió a la gala de entrega de las estatuillas doradas del brazo de su madre, Pilar Bardem. La satisfacción de ella al ver que Al Pacino, Jack Nicholson y otras glorias del cine celebraban el éxito de Javier, le emocionó.
El palmarés de Javier Bardem no deja lugar a dudas sobre su talento, aunque haya algún crítico que diga que sobreactúa demasiado: un Óscar, ya reseñado, un Globo de Oro, un Bafta, siete Goyas y premio al mejor actor en Cannes, Venecia y San Sebastián, sede del certamen que ahora comienza y donde allí hizo su primera presencia hace treinta años para presentar Huevos de oro, otra de sus películas con Bigas Luna. Un director que siempre creyó en el futuro de Javier; éste en homenaje al director, puso precisamente el nombre de Luna a su hija. El niño se llama Leo.