Menú

José María Carrascal llevaba casado 63 años con Ellen, ahora en silla de ruedas

Aunque no hay muchos documentos donde se les vea juntos, José María siempre confesó que debía mucho a su esposa.

Aunque no hay muchos documentos donde se les vea juntos, José María siempre confesó que debía mucho a su esposa.
Carrascal junto a su mujer, Ellen. | Archivo

El periodismo está de luto con la desaparición de uno de los grandes, José María Carrascal, nacido en El Vellón, pueblo de la sierra madrileña, en 1930. Estudió Náutica, Filosofía y Letras, Periodismo. Fue durante un año, en 1954, Marino Mercante. Profesor de español en Berlín. Luego, corresponsal de "Diario de Barcelona" y "Pueblo". En 1966, este último diario lo contrató como corresponsal en Nueva York. Diez años más tarde seguía siéndolo, pero para "Abc".

Tal era su laboriosidad y entrega que hace sólo cuatro días firmaba su última colaboración en este diario con motivo de la jura a la Constitución de la Princesa Leonor. Su extractada biografía profesional es de las más brillantes en el periodismo español contemporáneo, a la que habría que añadir su faceta de escritor y la de presentador de televisión. Fue en esta última experiencia cuando los telespectadores de Antena 3 comenzaron a llamarlo "Carrascal, el de las corbatas".

José María nunca había soñado estar al frente de un telediario, mas lo convenció Manuel Martín Ferrand, que dirigía entonces la mentada cadena. Entre 1990 y 1997 Carrascal se hizo cargo de "Noticias de Noche". Implantó un estilo diferente: informaba de las noticias y solía comentarlas. Su criterio era coherente, sin ningún acento ideológico. A una mayoría de la audiencia le chocaba que, a su atuendo de americana azul de doble botonadura, u otras en verano de color menos oscuro, le añadía su toque personal: cada día iba con una corbata distinta, de llamativos colores y dibujos, con lo que asimismo se diferenciaba de otros colegas, con un aditamento bajo la camisa más discreto.

jose-maria-carrascal-04112023.jpg

Entrevisté al admirado colega al respecto. Extracto ahora lo que me dijo acerca de esa prenda: "Su uso no fue algo buscado, hacía tiempo que las llevaba. Si no me las ponía se las daba a mi suegra, que las utilizaba para confeccionar cojines. Mi mujer, cuando iba a Nueva York, me traía una bonita colección; corbatas que fui colocándomelas día tras día y que causaron tanta sensación. Los telespectadores que me enviaban cartas sobre ellas dividían sus críticas negativas unos y otros, de lo contrario. Cierto militar pacense me escribió, recriminándome de esta manera: ‘¿Cómo un hombre tan serio como usted se pone esas corbatas tan ridículas?’ La sociedad Los Amigos de la Corbata me hicieron socio de honor".

¿Qué tipo de corbatas gustaban al presentador? Las de colores fuertes y bien definidos, con dibujos geométricos y contornos curvos. Su mujer, alemana, le decía que eran "corbatas con personalidad".

José María Carrascal basaba su seguridad periodística escribiendo sus crónicas y artículos. Le costó habituarse a presentar las noticias ante la pequeña pantalla. El lenguaje no podía ser igual. Un conocido actor, Juanjo Menéndez, le dijo cuando lo escuchó sobre el medio televisivo: "Desengáñate, la cámara te quiere o no te quiere. Y haz de procurar lo primero". Pero eso no es fácil. Lo escribió así en su libro "Al filo de medianoche": "La cámara es una señora caprichosa y altiva, feroz o tierna, según le dé, fría y dulce al mismo tiempo, esquiva e impredecible"

Luego estaba lo de la manera de vestirse ante las cámaras, pues encargados del vestuario lo aconsejaban y a Carrascal le molestaba que le sugirieran ropa que no era de su gusto: "Fue un sastre barcelonés, Viguri, de aquellos tiempos en que uno se vestía a la medida y los sastres eran sastres, quien me descubrió con ojo clínico el secreto de mi atuendo. "Usted es bajo – me dijo -, delgado, pero con los hombros más bien anchos. Así que lo que tiene que llevar son chaquetas ceñidas, de hombros recortados, que son las que le harán más alto"

José María, como contraste con su afición a las corbatas llamativas, siempre fue hombre discreto, y tal vez algo tímido cuando le solicitaban autógrafos por la calle ( los selfies no estaban aún de moda) y sentíase incómodo al ser reconocido, con esa muletilla de "¡ahí va el de la tele…!" Tardó en manifestarse con la mayor naturalidad que pudo. Recordaba que Woody Allen transitaba como si fuese un fugitivo de la justicia, acelerando cuando percibía que alguien se le acercaba. "Y es que para la inmensa mayoría de las personas que nos ven por televisión somos viejos conocidos, ya que nos metemos en sus casas sin llamar siquiera a la puerta".

El gran periodista llevó siempre una vida tranquila, casera. Mantenía permanentemente el mismo físico, muy delgado, a su ya avanzada edad. Le faltaba un mes para cumplir noventa y tres años. Decía que su dieta era la que mejor le convenía, manteniéndola con todo rigor: sólo cenaba una manzana.

jose-maria-carrascal-ellen2.jpg

Ya decimos que muy casero: vivía en la Ciudad de los Periodistas, al norte de Madrid, junto a su esposa, Ellen. Solían viajar a Estados Unidos una vez o a veces dos anualmente. En vacaciones. Se conocieron cuando él daba clases de español en Berlín, siendo vecinos. Ella era azafata de la compañía Pan Am. La boda civil la celebraron civilmente en 1960 pero luego, en España, ya con ceremonia religiosa. Curiosamente esta última fue en Barcelona, ante la Moreneta, la Virgen de Montserrat. Por una sencilla razón: era el único templo que conocían donde se oficiaba en lengua germana. Fueron una pareja muy unida; Ellen, discretísima.

No hay muchos documentos donde se les vea juntos. José María confesaba que debía mucho a su esposa, pues lo ayudaba a menudo y era paciente y comprensiva con él, aceptando los compromisos profesionales de todo periodista que quiera cumplir como el hacía en su condición de corresponsal, siempre atento a cualquier imprevisible suceso, o a la diaria actualidad. A ella le dedicó su libro "Cartas españolas a mi mujer"

Últimamente, Ellen atravesaba por ciertas complicaciones en su salud y permanecía en su domicilio en silla de ruedas; pendiente de ella, José María, a cada momento. En esa vivienda ha muerto Carrascal. Lo encontró sin vida un amigo, que inmediatamente llamó a un servicio de urgencias médicas, pero ya el gran periodista había dejado de existir.

En Chic

    0
    comentarios