Se le atribuye a Miguel Ríos, pues tiene un conocido álbum titulado con esa ya tópica frase, lo de que "los viejos rockeros nunca mueren". Sea o no de su autoría, bien cierto es que todavía hay algunos "dinosaurios", dicho con humor sin falta de respeto, quienes todavía, superados los setenta años, se niegan a bajarse del escenario, donde expanden canciones más propias de quienes podrían ser sus hijos o, incluso, nietos. Pero las nuevas generaciones los siguen: como a Mick Jagger, Paul McCartney, Bruce Springsteen, Bob Dylan… Y al conocido con el sobrenombre de Sting, legendario líder de The Police, luego un solista que se mantiene en activo. Canta en Madrid estas señaladas fechas en el recinto Ifema, dentro de la programación navideñas del Christmas by Starlite.
Sting cumplió setenta y dos años en octubre pasado. Harto sabido es que ese mote con el que se anuncia obedece a que cuando era bajista del conjunto The Phoenix Jazzmen apareció un día ataviado con un vistoso, llamativo jersey amarillo. Nada más verlo, quien era líder del grupo, Gordon Salomon, lo llamó así, Sting, que en lengua sajona significa, exactamente, aguijón. Y así ha quedado para los restos con tan sonoro sobrenombre. En realidad en su pasaporte reza que se llama Gordon Mathew Thomas Summer, que no es precisamente muy eufónico que se diga o fácil de ser repetido por nadie.
Natural de Newcastle, Inglaterra, hijo de padres obreros, ayudaba en la lechería que regentaba su padre. Pero de chico era rebelde y se cansó de aquel oficio familiar: soñaba con salir del pueblo, viajar, ganarse la vida de otro modo. Concluidos sus estudios, fue profesor un par de años. Pero ya con su pandilla tocaba la guitarra eléctrica y se enroló con un grupo ya citado, aquel donde lo motejaron Sting. Escribía también canciones. Admiraba a Los Beatles, sobre todo a Paul. Y montó una banda nada más desplazarse a Londres, Last Exit, en 1973.
Un año después se enamoró de la actriz Frances Tomelty, casándose en 1976. Fueron padres de dos hijos. Y en 1977 es cuando con otros dos músicos crea Police, una banda que marcaría una época brillante del pop rock internacional. Hasta fueron número 1 no sólo en Inglaterra y otros países europeos, sino en los Estados Unidos.
Dieron por entonces, en su constante búsqueda de nuevos sonidos, con explotar una corriente nueva entre la juventud, la de los punkis, aquellos muchachos que para dar un toque de originalidad mutaron su fisonomía: vestimenta y peinados. Éstos, llamaban la atención por su colorido verde. Y los textos de sus canciones llevaban una reivindicación constante del poder de su generación. Sting no estaba de acuerdo con seguir esa línea: defendía por el contrario primero el rock, el jazz, y como añadidos el reggae, que se exportaba de Jamaica. Ante las disensiones del trío, el batería Stewart Copeland abandonó Police siendo sustituido por otro músico. Police, continuando las directrices de Sting, logró un éxito espectacular, salvo que duró poco tiempo, entre 1978 y 1986. Sus grandes éxitos luego los capitalizaría también Sting cuando se convirtió en solista: "Roxanne", "Messagee In Bottle", "Demolition Man", "Every Breath You Take"… Y, a pesar de que lograron con esos y otros temas muchos números 1, decidieron romper para siempre. Habían vendido setenta y cinco millones de discos, consiguiendo ser ganadores de media docena de Grammys.
Los animaron, empresarios en pos del negocio, a que se reunieran. La respuesta fue que ya habían obtenido todo cuanto habían soñado al crear aquella banda. Y Sting demostró luego que él era un genio por encima de sus dos ex compañeros. Porque a día de hoy, cuando ha grabado dieciocho álbumes, puede considerarse un ídolo, aunque alguien pueda tratarlo como abuelete del rock. Participó en su larga carrera en dúos con otros ídolos de relieve, entre ellos Julio Iglesias. En su currículo figura su aparición en películas tan relacionadas con su música, caso de "Quadrophenia", que fue una ópera-rock de los Who, y "Dune", dirigida por David Lynch.
Ya cuarentón, quiso resarcirse de su fracaso conyugal, casándose en 1992 con otra actriz, Trudie Styler, que le ha dado cuatro hijos. De ellos, Coco Sumner, es cantante y actriz.
Sting considera que en su primera unión no hizo mucho caso a sus dos retoños, por sus continuos viajes. Y en esta segunda experiencia matrimonial, como padre de familia, ha tenido muy en cuenta aquellos errores. Por eso, aunque trabaja mucho y sostiene que nunca ha gozado de unas verdaderas vacaciones, procura que su mujer e hijos se reúnan el mayor tiempo posible en una espléndida mansión construida en el siglo XVI situada en la Toscana italiana, finca de novecientas hectáreas donde en un paisaje idílico de bosques, hay plantadas muchas cepas con las que el cantante se siente orgulloso de elaborar un exquisito vino. Como bodeguero aspira a triunfar tanto como ha luchado para ser una leyenda del rock.