Hace más de una década que la meteórica carrera de Kesha, considerada la niña mala del pop por sus aires fiesteros y actitud desenfadada, decayó de la noche a la mañana tras varios años en lo más alto de una difícil industria musical. La artista estadounidense ha vendido más de 100 millones de discos en todo el mundo y puso a bailar a las masas entre 2009 y 2012, colocándose en las listas de éxitos con temas pegadizos como Tik Tok, Timber o Die Young, mientras componía temas para otras estrellas del pop de la talla de Ariana Grande o Britney Spears.
Con dos álbumes de estudio de gran éxito y mientras trabajaba en su nueva música, en 2014 Kesha decidió ingresar por sí misma en un centro de rehabilitación de Illinois para tratar los problemas alimenticios propiciados por las críticas hacia su aspecto físico por parte de su productor (y entonces amigo) Lukasz Gottwald, conocido como Dr. Luke. Aquello solo era la punta del iceberg de la guerra entre ambos, que dio paso a una demanda judicial de Kesha a Luke por abuso sexual, violencia y abuso emocional durante los años que habían trabajado juntos. Según relató en su demanda, la artista fue violada y drogada por su productor en una fiesta en 2005.
El juicio se convirtió en la comidilla de la prensa sensacionalista estadounidense pero para Kesha, fueron los peores años de su vida. Mientras veía cómo se desmoronaba su prometedora carrera, se vio envuelta en una millonaria batalla legal por la contrademanda por difamación del productor y otra por incumplimiento de contrato, acusando tanto a ella como a su madre de romper el acuerdo de colaboración con la discográfica Kemosabe Records. En esta última, la Justicia dio la razón a Luke en 2016.
La cantante continuó haciendo música e incluso llegó a recibir varias nominaciones en los Premios Grammy, pero aquellos años de litigios parecían haber borrado de golpe y plumazo su estatus de estrella mundial. No fue hasta 2023 cuando Kesha y Dr. Luke llegaron a un acuerdo 10 días después de que el principal tribunal de apelaciones de Nueva York otorgara una victoria clave a Kesha en el caso.
En un comunicado de prensa conjunto publicado en redes sociales con declaraciones de ambas partes, Kesha dijo que "solo Dios sabe lo que sucedió esa noche". "Como siempre he dicho, no puedo contar todo lo que pasó. Espero cerrar la puerta a este capítulo de mi vida y comenzar uno nuevo. Solo deseo paz a todas las partes involucradas". declaró ella. Por su parte, Gottwald insistió en que "nunca la drogué ni la agredí y nunca le haría eso a nadie". "Por el bien de mi familia, he luchado enérgicamente para limpiar mi nombre durante casi 10 años. Es hora de que deje atrás este difícil asunto y siga adelante con mi vida. Le deseo lo mejor a Kesha".
Ahora Kesha vuelve a sentirse ella misma mientras, según ha desvelado en los últimos años, sigue batallando contra la bulimia. Desde 2017 ha lanzado tres álbumes: Rainbow, High Road (2020) y Gag Order (2023) y ahora regresa a la música con Period, un nuevo disco que promocionó el pasado jueves desde el Empire State Building de Nueva York y que verá la luz el 4 de julio bajo la producción de su propio sello, Kesha Records.