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Salma Hayek se casó contra su voluntad, empujada por su familia, con un empresario multimillonario

La actriz Salma Hayek comparte su vida con el francés François Henri-Pinault, dueño de una fortuna calculada en cuarenta mil millones de dólares

La actriz Salma Hayek comparte su vida con el francés François Henri-Pinault, dueño de una fortuna calculada en cuarenta mil millones de dólares
En 2012 la actriz Salma Hayek fue nominada por La chispa de la vida de Álex de la Iglesia. El premio era para Elena Anaya por La piel que habito de Pedro Almodóvar. La actriz acudió a la gala. | Cordon Press

Salma Hayek es una actriz y productora cinematográfica, nacida en Veracruz, México, de cincuenta y ocho años, que reveló haberse casado contra su voluntad, pues confesaba abiertamente "tener fobia al matrimonio". Lo chusco de su boda es que fue su familia (padres, hermanos) quienes la empujaron a celebrar en un juzgado la ceremonia civil de su unión. ¿Qué llevó a éstos a contrariarla en su decisión de seguir soltera? Parece el argumento de un culebrón televisivo. Pero si les añadimos que estaba en juego el patrimonio del novio, ya es más fácil entender la conducta de los parientes de la novia. El ya marido de Salma Hayek es un acaudalado empresario francés, presidente de una compañía relacionada con las grandes compañías europeas de moda femenina, de nombre François Henri-Pinault, dueño de una fortuna calculada en cuarenta mil millones de dólares. Como para no casarse con este caballero… Novios así no aparecen todos los días.

Procede Salma Hayek por parte paterna de ascendientes libaneses y de madre, de ancestros españoles, ella cantante de ópera de nombre Diana Jiménez. Está considerada una de las actrices más importantes de raíces hispanas, que en el universo cinematográfico de Hollywood llaman latinas. De adolescente vivió en los Estados Unidos con una tía. Por entonces padecía dislexia. Soñaba con ser actriz, se preparó para conseguirlo y entre sus primeros papeles, de escasa entidad, figura la película "Desperado", cuyo protagonista era Antonio Banderas. Su figura sensual le facilitó ir subiendo peldaños hasta conseguir papeles estelares en la televisión y la gran pantalla. De su amplia filmografía destacamos su papel principal en "Frida", del año 2002, donde dio vida a la pintora azteca Frida Kahlo. Un personaje que le deparó muchas satisfacciones unidas a un maldito recuerdo.

El productor de "Frida" era un tipo viscoso que dominaba buena parte de cuantos filmes de rodaban en Los Ángeles. Era Harvey Weinstein. No se supo de sus particulares andanzas eróticas hasta que lo demandaron una veintena de actrices en el llamado caso MeToo, bajo la acusación de abusar de ellas si es que pretendían trabajar en sus películas. Salma Hayek confesó, que ella también recibió libidinosas proposiciones de sexo del sujeto, se negó y cuando la filmación de "Frida" se encontraba a punto de concluir, Weinstein la obligó, vengativo, a aparecer completamente desnuda en una secuencia. La actriz no tuvo más remedio que doblegarse pues una cláusula de su contrato lo permitía.

La atracción que Salma Hayek despertaba en su juventud entre maduros caballeros la obligaba a defenderse a menudo de ofertas amorosas que a nada la conducían según sus principios morales. Además, practicaba el catolicismo, aunque ya en edad madura dejó esas creencias. Siendo todavía muy joven dio en conocer a Donald Trump, todavía ajeno a la política, pero bien conocido por sus millonarios negocios. Trató de conquistarla, ella se defendió de su acoso, y él no cejó hasta hacerse con el número de teléfono de la actriz, quien le repetía que no quería saber nada de él, ni aceptar sus citas, porque además de no gustarle, tenía novio. Trump acabó cansado de aquella batalla telefónica por conseguirla y llevarla al catre, que no era otra su intención. Melania, quizás no había aparecido todavía en su vida.

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Salma Hayek y François Henri Pinault

Salma Hayek estaba muy unida a su familia, la que estaba al tanto de sus devaneos sentimentales con el empresario francés ya citado líneas arriba, François Henri-Pinault. Salían juntos, se divertían y cuando él le propuso matrimonio ella puso el grito en el cielo. "De casarnos, olvídate, odio las bodas", se defendió la actriz. Y tras un tiempo de intensa relación amorosa, de acuerdo con el pretendiente, los familiares de Salma urdieron una trampa, que, a primera vista, nos parece algo teatral, propio de un vodevil. Y es que la pareja y esos parientes se dirigieron a un juzgado, cuya autoridad ya estaba previamente alertada. Y así, como si fuera una broma, la estrella cinematográfica acabó siendo esposa del multimillonario galo. Ya que era católica, lo único que impuso fue celebrar otra ceremonia eclesiástica. Dicho y hecho: a los dos meses, en París, Salma y François se deban de nuevo el sí.

La pareja alumbró una niña, Valentina Paloma; el primer nombre que la impusieron fue porque la ceremonia civil de la pareja acaeció precisamente el 14 de febrero, festividad de San Valentín. Al hogar de la pareja fue también a vivir una hija de Henri-Pinault de anterior relación, con Dorothée Lelpère, llamada Mathilde.

Aunque mucho se han querido siempre François y Salma, formando un matrimonio estable en Los Ángeles, en ocasiones no han tenido más remedio que separarse, a causa de los negocios del marido, que frecuentemente ha tenido que desplazarse a París. Ello no ha sido motivo alguno de que surgieran disensiones entre ellos, siquiera sombras de disgustos.

Si él ha aportado a su unión con Salma un importantísimo patrimonio, ella, aunque no tanto, siempre se ha cotizado bien como actriz, amén de haber producido algunas de sus películas y ha sabido invertir sus ingresos en negocios como una compañía petrolífera en la que tiene un puesto destacado en su consejo de administración.

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