
Aunque Marta está decidida a lavar su imagen y ha comenzado su contraataque mediático contradiciendo el consejo de sus abogados (este viernes podemos escuchar sus primeras declaraciones en Ok Diario negando la mayor), los hechos no la están ayudando. Y se están quedando en lo superficial, en el tema del robo, cuando detrás de toda esta trama podría esconderse una red de extorsión a señores casados y adinerados.
Cada vez son más personas las que desmienten la versión que da Marta en el digital de Inda: "Yo creo en la Justicia. No tengo nada que ver con ese robo. Lo demostraré ante un juez cuando lo tenga que demostrar", asegura la influencer ahora reconvertida en supuesta instigadora del robo del empresario mexicano del Hotel Wellington.
Sin embargo, sus amigos de juventud sí dan por cierta la versión contada por Libertad Digital y Es La Mañana asegurando que Marta tiene una doble vida y un pasado de manos largas.
La cantante Rocío Silva ha contado su versión en Instagram: "Cómo me alegro de que por fin se haya descubierto quién es esta persona, estuvo muy apegada a nosotras en nuestra adolescencia, era integrante de nuestra pandilla de amigas". Rocío amplía la información, que después corrobora en conversación privada con este digital. "Se quedaba a dormir en nuestra casa infinitas veces y aprovechaba para robarle dinero a mis padres, robaba nuestros ahorros e incluso se llevaba la ropa que le gustaba". Denuncia esta artista que llegó a robar el GPS de su padre. Precisamente uno de sus apercibimientos estaría ligado con el robo de prendas en Zara.
"Ha contado muchas versiones de su vida", añade Rocío. "A nosotras nos dijo que su padre era médico y su madre abogada y que ella había venido a estudiar Derecho y ADE".
Corrobora esta versión Anabel Gil Silgado, que el jueves en Es La Mañana de Federico confirmó que su hermano salió con Marta durante dos años y que trataron de huir de ella como de la peste. Anabel asegura que "ya apuntaba maneras". La define como "muy enreá. Y para ser mentirosa hay que tener buena memoria y ella no la tenía. Contaba una cosa aquí y mañana la otra".
En el pueblo de Repilado, la localidad en la que creció Marta, llevaban años sospechando de su alto nivel de vida. No entendían como la hija del mecánico, que incluso llegaba a duras penas a final de mes, presumiese de bolsos caros y residiese en un piso de la calle Velázquez cuyo alquiler ronda los cinco mil euros mensuales.
Ella, por el contrario, niega tajantemente que sea escort. "Jamás he sido chica de compañía, ni nada relacionado con eso, ni yo ni nadie de mi entorno. Y que yo sepa, ninguna de mis amigas, de todas las que conozco, se han dedicado jamás a ello. Es una insinuación que especialmente me hace daño, porque tengo mi vida, tengo mi familia".
Afirma en OK Diario que se dedica a la organización de fiestas: "Hasta hace dos días estaba organizando eventos con bastantes personalidades populares, pero todas estas noticias que se vierten sobre mí han puesto en barbecho mi trabajo".
Ahora Marta se esconde en su piso de Madrid, quizá con la vista puesta en Dubai, país al que ha viajado en ocasiones anteriores, y en el que estaba hasta hace sólo unos días, cuando estalla toda esta polémica y que seguramente ha acabado con su vida de lujo, los maridos ricos a los que supuestamente extorsionó o los relojes Cartier con los que estos señores las agasajaban. A ella y a esas amigas de las que habla y que, según Marta, no se dedican a la profesión más antigua del mundo.
