En México corre el rumor de que el cantante Juan Gabriel sigue vivo
La falsa creencia de que el Divo de Juárez está con vida, resurge pese a su fallecimiento por infarto hace una década.
Viene siendo una tradicional patraña que cuando muere un ídolo del mundo del espectáculo sus admiradores lo siguen creyendo vivo en alguna parte. Sucedió hace 90 años con Carlos Gardel, el rey del tango; con Elvis Presley, también en el rock and roll, y con tantos y tantos famosos de la canción. Y estos días ha corrido esa triste especie con Juan Gabriel como centro de una campaña divulgada por algunos sensacionalistas medios de comunicación. Lo cierto es que el cantautor azteca falleció de infarto de miocardio, a los sesenta y seis años en Santa Mónica, California, cuando se hallaba en plena gira con su espectáculo "MéXXico es Todo" (así, con doble equis, mayúsculas). De esto hace un decenio, cumplido el pasado 28 de agosto. Su familia optó por el secreto a la hora de amortajarlo, de ahí que haya surgido ahora esa falsedad. Pero esos correveidiles de la superchería, incapaces de reconocer la verdad, han de recordar que cuando el féretro conteniendo los restos del popular cantante y compositor llegaron a México D.F., siendo despedidos por setecientas mil personas en el Palacio de Bellas Artes, en una ceremonia seguida por doce millones de telespectadores, quedó en la memoria de tantos como lo admiraban ese final que nadie esperaba: Juan Gabriel parecía gozar de buena salud y estaba en plenitud de facultades en los escenarios y en sus muchas grabaciones discográficas. Pero la procesión, como se dice en esos casos, iba por dentro. Algo funcionaba mal en su estado físico.
La vida y obra de Juan Gabriel, creador de mil ochocientas canciones, va a ser llevada a la televisión en una serie programada por la multinacional Netflix, a partir de estos días, en México, donde se le consideraba una de las mayores figuras de la música popular, especialista en rancheras modernas, boleros y baladas. Tenía una magia especial para conseguir que muchas de sus composiciones fueran extraordinariamente pegadizas. No sólo las daba a conocer él, sino que, generoso, brindaba otras a amigos suyos, entre ellos nuestra siempre recordada Rocío Dúrcal. Cuando ésta dejó España después del fracaso de su última película "Me siento extraña", con imágenes lésbicas compartidas con Bárbara Rey, que no gustaron, amén de que el argumento y su realización eran de muy discutida calidad, se estableció en México y allí desarrolló una imparable carrera interpretando rancheras, que le compuso especialmente Juan Gabriel. La amistad entre ambos era compartida con Antonio Morales "Junior", hacia el que aquel mostró un afecto muy especial, traducido en sentimientos homosexuales. Como quiera que Junior no aceptó los requerimientos que Juan Gabriel le pedía insistentemente y que, por otro lado, Rocío tuvo algunas disensiones con éste, acabó la colaboración musical entre ambos. Y es cuando Isabel Pantoja pasó a ser sustituta de Rocío a la hora de divulgar otras composiciones del mexicano. Quien cuando quiso cantar en España no tuvo éxito, pero sí su discografía.
La vida de Juan tiene episodios novelescos. Nacido en Parácuaro, México, el 7 de enero de 1950, se llamaba realmente Alberto Aguilera Valadez (apodado cuando fue popular como "El divo de Juárez"). Procedía de una humilde familia campesina. El padre padeció un trastorno mental y fue hospitalizado, en tanto su mujer y los hijos se trasladaron a Ciudad Juárez, estado de Chihuahua. Tenía muy pocos años el futuro cantante cuando lo ingresaron en un centro de atención infantil, del que escapó a los trece años. Fue en esa institución donde un maestro hojalatero se apiadó de él, ayudándolo a aprender algún oficio. Como captara que el muchacho tenía buen oído, le proporcionó lecciones musicales. Ya en la calle, adolescente, vivió a base de vender baratijas. Y cuando quiso poner a prueba su voz, en locales cutres, lo hizo anunciándose con su verdadera identidad. Ya al probar suerte en una discográfica eligió el sobrenombre artístico de Juan Gabriel, los dos nombres de aquel mentor y el de su padre. Y así, con el paso de los años a partir de la década de los 70, fue convirtiéndose en uno de los ídolos de la moderna canción mexicana.
Dada su condición bisexual, tuvo un hijo biológico y adoptó a otros cinco. Tenía un buen corazón, sin duda acordándose de lo mucho sufrido en su pasado infantil.
A su muerte, su legado pasó a su primogénito, Iván Gabriel, albacea de su elevado patrimonio estimado en cien millones de dólares, entre capital bancario, joyas, cuadros valiosos y múltiples propiedades. Propiedades a las que tienen derecho sus otros hijos adoptados. Además, los otros derechos, los de autor de muchas canciones, esas que no han dejado de sonar en México y de vez en cuando también en España, en las creaciones de Rocío Dúrcal y, también, en las de Isabel Pantoja.
Lo más popular
-
Federico Jiménez Losantos: 'Una Navidad en la Vendée' -
El aliado de Zapatero en Venezuela delatado por el Pollo Carvajal está en la lista de contactos de la trama Koldo-PSOE -
Vídeo: 'Playa de lobos', el turista insufrible que guardaba un siniestro secreto -
Huevos, cerdos y vivienda: lo que Sánchez no entiende -
María Guardiola, a uno o dos escaños de la absoluta, superaría ampliamente la suma de toda la izquierda
Ver los comentarios Ocultar los comentarios