El programa de Adán y Eva vuelve a dar de qué hablar. En esta ocasión había dos Adanes, Raúl y Miguelito, y dos Evas, Rosa y Sandra, algo que creó muchas tensiones . Los primeros en verse en el Paraíso fueron Raúl y Sandra. Como buen "amante de la música y enamorado del amor" decidió jugar sus cartas con Rosa y componerle una canción en cuanto la vio, detalle que, en vez asustar a la joven Eva, le encantó.
Más tarde llegó la segunda Eva, Rosa, la causante de los celos de Sandra. En cuanto apareció, el enamorado del amor se quedó prendado y decidió tener una cita privada con ella, a pesar de las miradas asesinas de la primera Eva. El encuentro acabó con un tímido beso porque Rosa no es una chica fácil. Como era de esperar, Sandra acabó con un ataque de celos al enterarse de que se habían besado: "No me ha hecho ninguna gracia". Raúl, para solucionarlo, se le ocurrió la genial idea de decir que lo que tenía que hacer la muleta era entregarse más a él, encontrando así la ira de la joven que se negó en rotundo: "Yo no voy detrás del culo de nadie".
Después, apareció el segundo Adán, Miguel, un cordobés que no entró con buen pie. A Rosa no le gustó nada, porque le parece "demasiado chulo", pero acabaron teniendo una cita por perder una prueba. Su cita fue de lo más surrealista ya que ambos estaban en silencio y sin mirarse, mientras Sandra y Raúl estaban pasándolo en grande los dos juntos.
Sandra, que no había olvidado el momento de celos que tuvo, se la tenía guardada a Rosa, por eso, en cuento pudo empezó a meterse con la joven. "Eres una sosa, no sé para qué has venido a esta isla", dijo la mulata. La malagueña, mordiéndose la lengua, le contestó que "como se nota que tiene 23 años, te queda mucho por aprender en la vida". Este comentario sentó muy mal a la mulata y decidió mandar a todos "a tomar por el...". Pero la suerte estaba de su lado y Sandra ganó la prueba necesaria para poder expulsar a quien quisiera, y escogió a Rosa, algo bastante previsible después de llamarla "sosa y pija".
Después de tanta pelea y tantos celos también hubo hueco para el amor. La joven tuvo que elegir con quien irse: escogió a Raúl para empezar una relación que durará para siempre y prefirió a Miguel como amigo incondicional.