Que el casting de esta edición de Gran Hermano ha resultado un fiasco (no todo es culpa del presentador) es un hecho. Salvando a las grandes Adara, Bárbara y Clara, el resto ha pasado sin pena ni gloria por Guadalix y afortunadamente no volveremos a saber de ellos cuando finalice el concurso. La audiencia sigue bajando y ya ni siquiera interesa quién se hará con el ansiado maletín. Los seguidores del concurso están de acuerdo en lo insoportables que son los concursantes, pero sorprende que sea el propio Jordi González el que lo reconozca abiertamente.
El hartazgo del presentador por las continuas (y sobreactuadas) broncas, gritos e insultos entre los concursantes hicieron que durante el Debate del domingo mostrara su verdadera opinión sobre ellos: "Qué ganas tengo de perder de vista a estos concursantes", exclamaba abiertamente mirando a cámara. La caras del presentador durante toda la noche evidenciaban su descontento con el programa, incluso cuando aparecieron los estilistas del programa Cámbiame.
Cristina Rodríguez, Natalia Ferviú y Pelayo Díaz entraban en el plató para evaluar los estilismos de los concursantes. Lejos de ser algo sosegado, los estilistas cargaron con fuerza contra los concursantes ante la cara de incredulidad y la risa irónica del presentador. Al ser evaluada por Pelayo, Clara le espetó: "Eres un pintas. No tengo nada que ver contigo ni quiero. Eres un ridículo", mientras Jordi González miraba atónito.
Pero la difícil noche del presentador no terminó ahí. Como viene siendo habitual, el programa mostró a los tres finalistas algunas de las noticias más importantes que han ocurrido durante su encierro: el nuevo gobierno de Mariano Rajoy, la muerte de Fidel Castro o el Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan. Las caras de los concursantes, que se mostraron impasibles ante los titulares (únicamente reaccionaron al divorcio de Brad Pitt y Angelina Jollie), desquiciaron al presentador que ironizó con que lo único que le importaba a los concursantes era la separación de los actores.