Cabañeros es mucho más que un Parque Nacional. Alberga lugares sorprendentes en un paisaje de "rañas" -llanuras- y bosque abierto típicamente Mediterráneo y tan bien conservado que hace de Cabañeros un rincón único en el sur de Europa. Un bosque en el que conviven especies animales como la cabra montés, el corzo, el águila imperial ibérica y el buitre negro, entre otros.
Además, combinado con la raña encontramos un paisaje de montaña con bosques de robles, pinos y madroños, con imponentes cumbres cuarcíticas que dejan ver de vez en cuando, gracias a sus fósiles marinos, que este inmenso lugar hace millones de años era un fondo de mar.
Pero Cabañeros tiene reservado al visitante un espectáculo difícil de olvidar: la berrea a finales del mes de septiembre, cuando pueden escucharse los poderosos gritos a los grandes machos de ciervo en la época de celo.
La mejor forma de ver la berrea es esperar tranquilamente con unos buenos prismáticos para la observación. Los venados aparecen en la raña especialmente al amanecer o al atardecer, en lugares como el Risco de las Paradas donde el horizonte se hace infinito.
Rutas para todos
Pero además Cabañeros, con su gran extensión, permite realizar diferentes rutas en su interior que muestran la variedad de paisajes y vegetación existentes. Rutas para todos los niveles y gustos, desde un agradable y tranquilo paseo por el Boquerón del Estena, en Navas de Estena; a rutas de gran belleza como el sendero de Gargantilla, perfecta para conocer la belleza del paisaje de Cabañeros entre encinares, alcornocales, quejigares y rebollares.
Incluso si el nivel de exigencia es mayor podemos realizar el Sendero de los Navalucillos, que transcurre por el área más montañosa de Cabañeros, incluida la ascensión a la cumbre del macizo de Rocigaldo, y que permite ver su zona más húmeda, con las cascadas del Chorro y la Chorrera Chica.