He estado recordando hoy los días previos a esa cita, las ganas que tenía de ver por fin tu
rostro, de tocarte la piel, de saber cómo sería tu olor... me acuerdo muy bien de esa noche, como si fuera ayer mismo, y también tengo grabada tu imagen en la estación de Atocha, cuando viniste a Madrid, y bajaste de aquel tren con tu tablero de ajedrez bajo el brazo (ese tan bonito de madera, el que yo tengo...), y Rubén corriendo detrás de ti... son muchos recuerdos, muchos momentos vividos estos dos años, muchas situaciones, muchos sentimientos encontrados... pero por encima de todos ellos uno que no ha cambiado desde ese primer momento: la pureza del amor que siento por ti, ese amor del que muchas veces te ríes, pero que para mí es muy importante, ese amor que en todo este tiempo ha crecido día a día con la complicidad, el compromiso, el interés, la entrega, la fascinación que siento por ti, por tu persona... y que por mi parte ha superado siempre todos los obstáculos, ha podido contra todo y contra todos, y ha salido siempre fortalecido, renovado, adentrado más hondo sus raíces...
He aprendido muchas cosas en estos dos años, tú me has enseñado muchas cosas. La que considero más importante es que si quiero aprender a amar a alguien, a amarte a ti, primero debo aprender a vivir en soledad, en MI soledad... y también debo aprender a saber comunicarme contigo, a perdonar y a olvidar las heridas pasadas, a desprenderme de mis miedos, de mis apegos, de mis condicionamientos... debo aprender que si amas a alguien debes dejarlo libre... y debes convertirte principalmente en su amiga y compañera, porque creo que sólo el respeto, la amistad y la comprensión traen la armonía... y esa es la única tierra donde pueden crecer el verdadero amor y la verdadera unión, esa es la única forma de tallar la piedra.
Sigo trabajando en esta construcción para intentar ser cada día mejor persona y mejor compañera. Porque yo quiero estar siempre a tu lado y que tú siempre quieras estar a mi lado. Por eso ahora no me pregunto ni me preocupa tanto qué es lo que tú me puedes dar, sino qué es lo que yo puedo aportarte a ti, aportar a todos..., ese es mi trabajo personal, y espero de todo corazón llegar a conseguirlo.
Quizá sólo sea mi sencillo y tonto "romanticismo", pero sirva esta modesta declaración de amor como mi pequeño regalo de aniversario para ti.
Besos.
Te amo y te amaré por siempre.
Myriam