Pero, a ratos lo paso mal. Te echo de menos, a veces los minutos se me hacen eternos sin saber nada de ti. Me pregunto si soy un lejano recuerdo o como me ocurre a mi no puedes resistir la tentación de buscarme, esperando una señal. Así van pasando los días, que se hacen semanas y hasta meses, y esto no parece ir a menos. Una parte de mi espera como una especie de milagro que me levante una mañana y estés de nuevo aquí. Mientras que otra cree, y casi hasta diría que quiere, que ni siquiera leas esto y se queden las palabras perdidas en este espacio virtual que quizá ni exista. Sin embargo, desearía que lo leyeras y vinieras corriendo, y estuvieras sintiendo lo mismo que yo, el mismo dolor.
No sé ni por qué te escribo esto, ojalá fuera un poco más como tú y no sintiera esta necesidad. Me pregunto qué haces ahora, qué harás mañana, y al siguiente. Sé que he de tratar de olvidarte, pero no sé cómo hacerlo. No puedo ahogar estos sentimientos más que conmigo misma y me queman cada día, unos más que otros, pero arden tan profundo. Y pienso en las cosas que nunca te dije y que ahora ya dan igual. Además, quiero decirte que tenía hueco de sobra para ti, para tus hijos, para los míos, para tu música, para tus sueños, para tu vida y la mía. Pero, mejor no haberte dicho nunca nada, ya no sé ni si estás todavía en el mismo lugar, ni si me piensas o estoy siendo otra patética, absurda, boba mujer que se ha cruzado en tu vida.
Mientras tanto, trato de ayudarme pensando en esas cosas que me hicieron tanto daño, como cuando supe que lo borrabas todo por cobardía. Fue una puñalada tan dura, cuando pasaban días sin saber de ti. Quiero escapar a algún lugar donde encuentre la paz que ahora me falta, entender de una vez que ya acabó para siempre. Que el dibujo de mi piel quede como una dolorosa cicatriz que quizá algún día pueda borrar, cuando llegue el momento, y no tenga que dar explicaciones a nadie, salvo a mi misma. Aún así sigo echándote tanto de menos.
Necesitaba escribirte algo, no hace falta que contestes. Igual ni siquiera lees esto, qué más da, aquí lo dejo. Creo que me encuentro mejor ¡qué alivio! Ahora creo que noto un poco de paz, no sé cómo me sentiré luego. Seguro que me arrepiento de haber dejado tan claro todo lo que aun te quiero. Pero, ya será tarde, ahora creo que puedo respirar mejor.
María Fer