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Katy Mikhailova

¡Brava, Dulceida!

El perfeccionismo de Aida Domènech, sumado a su constante lucha por mantener siempre el nivel de sus trabajos, explica la razón de su éxito.

Dulceida | Gtres

Tenía todos los ingredientes para ser cuatro capítulos de frivolidad forzada y vanidad por doquier. Y no. Si bien con el docureality de Tamara Falcó no pasé del primer capítulo, y del de Georgina del segundo (es que Cristiano… es mucho Cristiano), con Dulceida me los he fulminado todos… y de seguido.

Sí. Los aspirantes a culturetas también deberían ver Dulceida al desnudo, en Amazon Prime. Me he llevado la grata sorpresa de redescubrir a una mujer que se ha hecho a sí misma con el paso del tiempo. Ambicioso, disciplinada, coherente, trabajadora. Los cuatro capítulos de esta mini docuserie muestra a una creadora de contenidos que va más allá de ser una mera cara bonita y divertida que comparte sus viajes y su estilo de vida; no, ella es, además, empresaria. Al igual que sucede con otras influencers que han aprovechado ese tirón en redes para crear su empresa. Marta Lozano con la marca de cosméticos Glowfilter, María Pombo con el festival Suavefest y dos marcas de ropa (Name the Brand y Tipi Tent, esta última también la componen otros ‘influ’). Ya no hablamos de meras colaboraciones entre la instagramer y una marca de moda o belleza ya constituida, sino de la creación de su propia empresa. Y ya saben que a la palabra empresa le siguen otros conceptos (y también valores). Empezando por esto último, el sacrificio como la base de todo. Adoro esta palabra, que, recurriendo a sus orígenes etimológicos, significa ‘hacer sagrado el oficio’.

El perfeccionismo de Aida Domènech (la mujer de carne y hueso que está detrás de Dulceida), sumado a su constante lucha por mantener siempre el nivel de sus trabajos, explica la razón de su éxito: también un festival de música, una agencia de representación de influencers y organización de eventos (con sede en Madrid y Barcelona) y un evento anual (‘El Evento’) con los premios "Ídolo". Todo esto significa la creación de empleo; y, en suma, de riqueza para el país. Y esto, queridos amigos, se merece un respeto.

Si a esto le añadimos que además de utilidad hay gotas de frivolidad y humor (tan necesarias en nuestras vidas, pues no podemos morir ahogados sólo en el intelecto), el producto es completo. Cuatro capítulos que no dejarán indiferente a nadie. Ni siquiera a aquellos incapaces de pronunciar la jerga que hace alusión a los genitales femeninos (por si no lo saben, el primer capítulo arranca con la inflamación del -cito literalmente- "chichi"). Me ha costado escribirlo. Se pretende, con ello, normalizar una infección de clitorix. Hay quienes piensan que vulgarizar. Pero, sea como fuere, no dejen de verlo. Se divertirán.

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