Penélope Cruz reapareció este miércoles tras triunfar en la Met Gala de Nueva York en su papel de conafitriona con un elogiado vestido de Chanel que la coronó como una de las mejores de la gran noche de la moda en Estados Unidos. Esta semana ha sido en Roma, en la 68ª edición de los premios David de Donatello que entrega la Academia del cine italiana.
Allí volvió a acaparar las miradas con un look con aire muy flamenco que, sin embargo, tiene firma italiana. La actriz olvidó por una noche a la maison francesa y se enfundó un vestido de negro Dolce & Gabbana con lunares blancos. Está diseñado en gasa, lamé, con fruncido en la cintura y escote en v y con una gran abertura lateral.
Penélope remató el estilismo con un gran tocado floral rojo colocado en la parte baja de la cabeza que iba a juego con el pintalabios, un accesorio al que dio todo el protagonismo olvidando cualquier joya, ni colgantes ni pendientes.
La madrileña era la única actriz nominada a los premios del cine italiano y fue por su papel de mamma en la cinta L'immensità, aunque el premio a mejor actriz fue para Barbara Ronchi por Settembre. En la alfombra roja Penélope posó con su amiga Goya Toledo, que también optó por un impresionante vestido negro.
La gala, celebrada en los estudios romanos de Cinecittà, también sirvió para rendir tributo a una de las grandes musas del cine italiano, Gina Lollobrigida, fallecida el pasado 16 de enero.
En la ceremonia fue premiada la carrera de Isabella Rossellini, exmodelo e icono del cine a las órdenes de grandes autores como los hermanos Taviani, David Lynch, Nikita Mikhalkov, Peter Weir o Denis Villeneuve.
La actriz recordó a sus padres, Roberto Rossellini e Ingrid Bergman: "Fueron maravillosos, no solo en el cine, sino también como papá y mamá. Eran divertidos, muy aficionados a la aventura y amantes del cine. Yo intenté seguirlos en la alegría y en la vida", recordó.