En una entrevista de Ezra Klein en el Washington Post de esas que suelen calificarse como hechas de rodillas, Al Gore ha dado rienda suelta tanto a su odio por quienes niegan los postulados más alarmistas sobre el cambio climático como a su propia ignorancia –en el hipótesis más amable hacia él– sobre hechos básicos. Los insultos más graves del exvicepresidente han consistido en equiparar el debate científico sobre el cambio climático con las discusiones sobre derechos civiles, racismo, esclavitud u homosexualidad poniéndose él, como no, del lado de los buenos y los malvados "negacionistas" en el de los malos:
Lo más importante es ganar la discusión. Recuerdo de cuando era joven cómo la discusión sobre derechos civiles se ganó en el Sur. Recuerdo una vez cuando uno de mis amigos hizo un chiste racista y otro le dijo: "Oye tío, ya no nos van esas cosas". Lo mismo pasó con el apartheid. Lo mismo pasó con la carrera armamentística nuclear y el movimiento por el desarme. Lo mismo pasó en una época anterior con la abolición. Hace un par de meses, vi un artículo sobre dos homosexuales en una cola para comprar pizza y cuando un homófobo hizo un comentario despectivo sobre el hecho de que tenían las manos cogidas el resto de la cola le dijo que se callara. Estamos ganando esa discusión.
La discusión sobre el calentamiento global ha estado parada porque un decreciente grupo de negacionistas se ponen furiosos cada vez que se menciona. Es como una familia con un padre alcohólico que se cabrea cada vez que se menciona un tema y por eso todo el mundo evita hablar del elefante en la habitación para mantener la paz. Pero el clima político está cambiando.
Será el clima político, porque el de verdad lleva dieciséis años sin cambiar, punto que, naturalmente, el entrevistador no toca, no sea que Al Gore se ponga furioso al mencionarlo. Sin embargo, al dejarle explayarse permite que profiera algunas barbaridades cuya falsedad es fácilmente probable. Así, al asegurarnos que los eventos meteorológicos extremos son más probables cita como prueba que "la escala de los huracanes solía ser de 1-5 y ahora están añadiendo un 6".
Gore parece referirse a las categorías con que la Agencia Meteorológica de Estados Unidos clasifica a los huracanes. El caso es que no, que no se ha añadido ninguna categoría extra, y que aunque así fuera no probaría tampoco nada. Chris Vaccaro, director del Departamento de Relaciones Públicas de dicha agencia, asegura que "no, no estamos pensando en ningún cambio de este tipo. No sé muy bien a quién se refiere el vicepresidente Gore cuando dice 'están'. Me gustaría apuntar que la categoría más alta, la 5, no tiene techo: incluye huracanes con vientos sostenidos de más de 250 kilómetros por hora".