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Quince cadáveres de hace 8.000 años sugieren que la agricultura llegó a Europa en barco

Arqueólogos y genetistas españoles hallan en Siria nuevos datos que apuntan a que la revolución de la agricultura llegó a Europa por mar.

Los esqueletos de más de una decena de personas que vivieron en el llamado Creciente Fértil hace unos 8.000 años acaban de arrojar nuevas pistas sobre cómo llegó a Europa la llamada revolución neolítica.

Hace 12.000 años, en lo que hoy es Siria e Irak, surgieron los primeros grupos sedentarios que aprendieron a cultivar la tierra, criar animales, establecer sociedades más complejas, edificar las primeras ciudades y, en definitiva, sentar los pilares de nuestras sociedades actuales. La expansión de esta nueva forma de vida por Europa sigue estando poco clara y es objeto de un intenso debate científico. Unos piensan que la agricultura fue aprendida por grupos nómadas de cazadores recolectores europeos. Otros apuntan que fueron inmigrantes llegados de Oriente Próximo los que la trajeron consigo.

Un equipo de investigadores españoles aporta ahora nuevos datos sobre el tema gracias a sus excavaciones en el Valle Medio del río Éufrates y el Oasis de Damasco, en el territorio actual de Siria. Allí, en los yacimientos de Tell Halula, Tell Ramad y Dja’de El Mughara, se han descubierto 63 esqueletos de entre 8.700 y 6.600 años. De 15 de ellos se ha conseguido extraer ADN mitocondrial, la secuencia genética que pasa de madres a hijos y que permite esclarecer si las poblaciones europeas actuales están emparentadas con aquellos primeros agricultores de Oriente Próximo.

El equipo de investigadores, de la Universidad de Barcelona, la Universidad Autónoma de Barcelona, la Universidad Complutense de Madrid y la John Moores de Liverpool (Reino Unido), muestra que hay similitudes genéticas entre aquellos primeros agricultores de Oriente Próximo y los que habitaron tanto el sur como el norte de Europa. Las muestras analizadas corresponden a agricultores neolíticos de Cataluña, Aragón y Alemania, cuyo ADN fue rescatado y analizado en estudios previos y muestra similitud con los hallados en Siria. Esto apoya la tesis de que la agricultura y su revolución se expandió por migración más que por aprendizaje, según explican los autores del estudio, publicado en Plos Genetics.

ADN similar

El ADN de aquellos habitantes de lo que hoy es Siria también es similar al de poblaciones actuales de las islas de Creta (la mayor de Grecia) y Chipre. Esto indica que las primeras oleadas de inmigrantes que trajeron la agricultura a Europa no llegaron por tierra, sino por mar, según los autores. Esto apoya una teoría propuesta en 1993, pero minoritaria, ya que hasta ahora se pensaba que la expansión se hizo principalmente por tierra, a través de la península de Anatolia (Turquía) que une Asia y Europa.

"Esta es la primera vez que se publica el ADN mitocondrial de los primeros agricultores de Oriente Próximo, por lo que en este sentido el artículo puede considerarse pionero y de momento no hay datos de la misma región y época que permitan ni apoyar ni contradecir nuestra hipótesis", explica a Materia Eva Fernández, coautora del trabajo y especialista en genética de poblaciones que trabaja en la Universidad John Moores (Liverpool). Más allá de la conexión genética entre el Creciente Fértil y las islas de Chipre y Creta, la pista se pierde, por lo que aún hay mucho que desvelar sobre cómo esa revolución neolítica se expandió por Europa. "No hay datos disponibles de ADN de poblaciones del Neolítico antiguo de otras regiones del Mediterráneo como Grecia continental, Italia o Francia", resalta Fernández. El siguiente paso será "tomar muestras de otros yacimientos de la región para tener una muestra geográficamente más representativa y de regiones próximas, como Chipre, para poder testar la hipótesis "in situ"", concluye la investigadora.

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