Dado que buena parte de la capa de hielo del Ártico se derrite todos los veranos, los rompehielos son mucho menos necesarios en esa estación. De ahí que uno de ellos, el barco canadiense CCGS Amundsen, se utilice durante los veranos como base científica con experimentos funcionando las 24 horas del día. La expedición de este año estaba planeada para durar 115 días y debía llevar los investigadores hasta el norte de la bahía de Baffin para avanzar en un buen número de proyectos, muchos de ellos relacionados con el cambio climático.
Sin embargo, la expedición ha sido interrumpida porque el Amundsen se ha visto obligado a cumplir con sus funciones como rompehielos para abrir paso a algunos cargueros con suministros para los habitantes del norte de Quebec en la Bahía de Hudson, situada más al sur. Aunque aún queda tiempo para el mínimo anual de hielo en el Ártico, que tiene lugar a mediados de septiembre, a estas alturas del año es raro que los barcos se encuentren con problemas que requieran asistencia de los rompehielos. De hecho, Johnny Leclair, director general adjunto de los guardacostas canadienses, asegura que son las peores condiciones en los últimos veinte años.
Los guardacostas han tenido que echar mano del Amundsen al tener sólo otro rompehielos en el Ártico ahora mismo, el Pierre Radisson, que está ahora ocupado en la Bahía de Frobisher, según informa la radiotelevisión pública canadiense CBC. La semana que viene esperan contar con otros dos barcos para que el Amundsen pueda volver a tareas científicas. El director de ArticNet, Martin Fortier, que coordina la misión científica del barco, ha explicado que a pesar de que "obviamente esto tiene un gran impacto", "la gente que planea estas expediciones tiene un plan B" en el que ya están trabajando.
En diciembre de 2013, verano austral, un barco que se dedicaba a la investigación del cambio climático quedó atrapado en el hielo antártico en Nochebuena, pudiendo ser evacuados sus pasajeros en helicóptero en enero.