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¿Revolución nuclear? Europa también se apunta a los reactores de sales fundidas

Una tecnología prometedora de los años 60 que resuelve los problemas de seguridad y residuos está siendo estudiada por las grandes potencias.

Una tecnología prometedora de los años 60 que resuelve los problemas de seguridad y residuos está siendo estudiada por las grandes potencias.
Reactor nuclear experimental de sales fundidas operativo durante los años 60. | Laboratorio Nacional de Oak Ridge

Este mes de agosto ha visto nacer un proyecto europeo llamado Samofar (por las siglas en inglés de Asesoramiento de Seguridad del Reactor Rápido de Sales Fundidas), cuyo objetivo es comprobar las características de seguridad de esta tecnología de energía nuclear y construir un prototipo a comienzos de la próxima década. El objetivo es que eventualmente se ponga en marcha una nueva forma de energía nuclear que elimine o al menos reduzca extraordinariamente los dos principales problemas que le afectan: la seguridad y los residuos.

El laboratorio norteamericano de Oak Ridge ya construyó un prototipo de reactor de sales fundidas en los años 60, pero el proyecto nunca fue más allá por un problema que hoy día vemos como una ventaja: no podía producir combustible susceptible de ser empleado en armas nucleares, de modo que podría extenderse por todo el mundo sin temor a que formen parte de un programa de proliferación nuclear como en Irán. En estos reactores el combustible se encuentra disuelto en un refrigerante líquido y necesita ser alimentado continuamente de neutrones para funcionar, de modo que no puede producir una reacción en cadena. Además de con uranio, podrían alimentarse de torio.

Estos reactores no tienen riesgo de fusión del núcleo y además la reacción se produce a presión atmosférica, eliminando el riesgo de explosión de los reactores tradicionales. existe otro mecanismo de seguridad pasiva consistente en un tapón refrigerado en la parte inferior del reactor que, en caso de corte de electricidad o sobrecalentamiento, se fundiría abriendo una suerte de desagüe por el que se deslizaría el combustible hasta unos depósitos capaces de contener cualquier reacción nuclear y evacuar el calor de forma pasiva.

Gracias a estos elementos de seguridad pasiva, teóricamente sería un tipo de reactor más barato de construir y operar que los actuales. El proyecto europeo se centrará en los reactores rápidos (fast breeder) capaces de alimentarse con residuos radiactivos de otras centrales, un tipo de reactor distinto al empleado en el prototipo de Oak Ridge. Un estudio británico reciente ha evaluado varios proyectos de este tipo y ha concluido que en una década podrían construirse los primeros proyectos comerciales.

El proyecto europeo Samofar es el último de una serie de esfuerzos de gobiernos como el chino o empresas como Transatomic Power por alcanzar el punto en que esta tecnología pueda comercializarse. Pese a las dificultades técnicas, el principal escollo con el que se enfrentan es el bajo precio del gas y el petróleo, que a día de hoy lo convierten en una apuesta poco prometedora para los inversores.

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