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Nadie está cumpliendo el Acuerdo de París salvo Trump y China

Pese a que Donald Trump decidiera abandonar el pacto, el fracking ha permitido a EEUU rebajar sus emisiones desde la firma. No así Europa.

Pese a que Donald Trump decidiera abandonar el pacto, el fracking ha permitido a EEUU rebajar sus emisiones desde la firma. No así Europa.
Donald Trump durante su comparecencia en verano de 2017 para anunciar la retirada de EEUU del acuerdo de París. | Cordon Press

Aunque se prevé que las emisiones de gases de efecto invernadero suban este año en Estados Unidos un 1,8%, y se mantengan estables en 2019, lo cierto es que han descendido en los últimos años. La causa es el fracking, que ha provocado que se produzca menos electricidad con carbón y petróleo y más con gas natural, que aun siendo un combustible fósil su explotación emite menos dióxido de carbono.

Ya quisieran muchos de los 194 países firmantes del Acuerdo de París, del que Donald Trump decidió apear a Estados Unidos, poder presentar esas cifras, porque lo cierto es que pese a que cada nación era libre de imponerse a sí misma los objetivos que debía cumplir, ni siquiera están aprobando el examen cuyas preguntas escribieron ellos mismos. Tampoco existe ningún mecanismo que permita castigar los incumplimientos, de modo que este acuerdo sigue siendo un asunto de imagen más que otra cosa. Los gobiernos que realmente se lo tomen en serio adoptarán medidas y las pondrán bajo el paraguas de París y los que no se pondrán la medalla de haberlo firmado.

Hay varias razones para ello. Aunque su coste se sigue reduciendo año tras año, las energías renovables siguen siendo demasiado caras, de modo que las naciones en desarrollo optan por centrales térmicas para sustentar su crecimiento económico, mientras que países como España han frenado su expansión al suponer las primas a las renovables alrededor del 20% de la factura. En Alemania, la promoción a cualquier precio de la solar y la eólica impulsada por Merkel se ha mezclado con el cierre de las centrales nucleares tras Fukushima, de modo que la factura para los consumidores ha subido... y las emisiones también, porque la energía nuclear ha tenido que ser sustituida quemando combustibles fósiles.

Las buenas noticias para quienes apoyaron este acuerdo vienen de China, que parece ir camino de cumplir con sus promesas tanto para 2020 como para 2030. Sin embargo, hay que indicar que el gigante asiático no se comprometió a reducir sus emisiones, tan sólo a rebajar el crecimiento primero y a congelarlo después. La India es otro gigante que parece que va a cumplir, pero en su caso le basta con no aumentar sus emisiones más rápido de lo que ya hacía.

Según los cálculos de la ONU, las promesas hechas por los gobiernos sólo cubrirían un tercio de las reducciones necesarias para cumplir con los objetivos de temperatura fijados en París. Por eso los países firmantes del acuerdo tienen en 2020 la obligación de mejorar sus propuestas y prometer el cumplimiento de objetivos aún mayores después de haber incumplido las promesas que hicieron en 2015. Este año, como todos los años, acudirán a Polonia en sus aviones privados para discutir qué hacer. Lo que digan y lo que hagan no tendrá nada que ver. Afortunadamente.

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