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La campaña alarmista de Equo olvida que el 90% del plástico del mar viene de ríos asiáticos y africanos

Entre los datos de la campaña #NoMásPlásticos el partido ecologista olvida convenientemente incluir datos que rebajarían mucho el alarmismo.

Entre los datos de la campaña #NoMásPlásticos el partido ecologista olvida convenientemente incluir datos que rebajarían mucho el alarmismo.
El plástico consumido en España sólo acaba en el mar si algún guarro lo tira al agua. | Alamy

Equo ha lanzado este viernes la campaña #NoMásPlásticos para presionar a consumidores, empresas y gobiernos contra el uso de plásticos en nuestro día a día. Este tipo de campañas llevan décadas en marcha en los países occidentales y cuentan entre sus éxitos con la norma que obliga a las tiendas a cobrar por las bolsas de plástico, una medida que sin duda reducirá el número que acaba en la basura pero que también nos hace la vida más incómoda a todos.

Los próximos objetivos de los ecologistas son claros y ya se han enunciado: quieren prohibir la comercialización de todo tipo de productos de plástico de un solo uso, desde pajitas hasta bastoncillos, pasando por las botellas de bebida. ¿Y por qué? La gestión de residuos en países como España impide que el plástico ensucie el medio ambiente, salvo en los casos de los guarros que lo tiran en el monte o la playa. Parte se recicla, parte acaba en vertederos y parte es incinerado. Como sucede con casi todas la variantes de contaminación, el cuidado del medio ambiente se convierte en un objetivo importante para un país a partir de cierto nivel de renta per cápita, suponiendo, claro, que el país sea democrático y la opinión de sus ciudadanos cuente algo a la hora de elaborar políticas públicas.

Así, el principal argumento que les queda para alarmar a la población es la cantidad de plástico que acaba en los océanos. Y sin embargo, salvo aquel que directamente se tira al agua, ningún plástico que usemos los españoles acaba en el mar. Pero no sólo es así en España. Un estudio del Centro Helmholtz para la Investigación Medioabiental de Leipzig, Alemania, publicado en octubre del año pasado en Enviromental Science & Technology detallaba que entre el 88 y el 95% de los plásticos que acaban en el mar provenía de 10 ríos, todos ellos situados en África y Asia: Nilo, Níger, Indo, Ganges, Mekong, Perlas, Yangtsé, Amarillo, Hai y Amur. Todos ellos situados en países pobres o en vías de desarrollo, y cinco de ellos en China, dictadura comunista que no tiene un historial de cuidado del medio ambiente muy aseado que digamos. Para hacernos una idea de las diferencias, el Yangtsé transportaría 1,5 millones de toneladas de plástico al mar todos los años, mientras que el Támesis aportaría 18 toneladas, aproximadamente un 0,001%.

A partir de este patético argumento sobre nuestra participación, virtualmente inexistente, en la contaminación del mar con plástico, Equo presentó el mes pasado un proyecto de ley a través de la coalición Unidos Podemos que prohibiría en la mayoría de los casos la distribución de bolsas de plástico, la venta de platos, cubiertos y vasos de plástico, cápsulas de café, productos de usar y tirar en hostelería –como los unidosis de aceite de oliva que el Gobierno les ha obligado a usar– y versiones no recargables de mecheros, maquinillas de afeitar y cartuchos y tóner de impresoras. Los supermercados también tendrían prohibido envasar en plástico productos disponibles de venta a granel.

Por último, un detalle del rigor con que abordan estas cuestiones. En su argumentario ofrecen el siguiente dato sobre la producción de plástico a partir del petróleo:

Según sus cálculos, un total de 17 millones de barriles de petróleo al año se utilizan para producir plásticos, lo que supondría el 4% del total de la producción de petróleo. El problema es que, según datos de la Agencia Internacional de la Energía, a finales de 2017 se producían cada día 98 millones de barriles.

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Producción mundial de petróleo. | IEA

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