Este mes de julio se cumplen 50 años desde que el hombre llegó por primera vez a la Luna en 1969. "Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad", proclamó el astronauta Neil Armstrong cuando descendió del Apolo 11 y puso un primer pie en nuestro satélite. Existe un gran número de evidencias que prueban que estos hechos sucedieron realmente: imágenes oficiales proporcionadas por la NASA, muestras de rocas lunares que se obtuvieron del viaje, testimonios de las más de 350.000 personas que trabajaron en el proyecto y los objetos que permanecen en la Luna como muestra de nuestro paso por ella.
No obstante, con el paso de los años se ha instaurado en nuestra sociedad la idea de que todo este proyecto fue un farsa orquestada por el gobierno estadounidense para ganar la ‘carrera espacial’ que se había entablado contra la Unión Soviética como una estrategia más de la Guerra Fría. "Si podemos llegar a la Luna antes que los rusos, entonces deberíamos", pronunció el presidentes John F. Kennedy después de que la URSS enviará al primer hombre al espacio.
Este hecho explica, en parte, por qué a pesar de que la ‘conspiración lunar’ fue originada en los Estados Unidos, Rusia es el país en el que esta corriente crece con más fuerza. Según un estudio, el 57% de los rusos afirman que, lo que muchos denominan como ‘la gran mentira americana’, fue un complot de los Estados Unidos como estrategia de intimidación para reafirmarse como principal fuerza mundial, ganando a la Unión Soviética en esta carrera espacial. Únicamente el 24% de los encuestados asegura que ese hecho sucedió realmente. El 19% restante se muestra en duda.
Existen asociaciones rusas que reciben donaciones con la única intención de demostrar que el alunizaje estadounidense fue completamente escenificado. En 2015, se financió un proyecto en la plataforma de crowdfunding Boomstarter para construir un microsatélite con una cámara que se llevaría al sitio en el que aterrizó el Apolo 11. Para financiar el proyecto se necesitaban 800.000 rublos (12.300 dólares). En menos de una semana ya se habían recolectado un millón de rublos. No obstante, el coste real de construir este tipo de dispositivo espacial oscila entre los 5 o 10 millones de rublos. De cualquier manera, esto es una muestra evidente de lo fuerte que ha calado esta conspiración en nuestra sociedad.
El año que viene se cumplen 50 años (supuestamente) que el hombre pisó la Luna. Estoy en una cena con amigos... discutiendo sobre ello. Elevo la tertulia a público! Creéis que se pisó? Yo no!
— Iker Casillas (@IkerCasillas) July 23, 2018
En los últimos meses han sido varios los personajes públicos que se han definido abiertamente como negacionistas de la llegada del hombre a la Luna. El propio Iker Casillas, antiguo portero de la Selección Española de fútbol y actual guardameta en el Fútbol Club Oporto, publicó en su Twitter una encuesta para averiguar cuántos de sus seguidores compartían con él la creencia de que el hombre jamás había llegado a pisar la Luna. El resultado fue el siguiente: de las 310.277 personas que contestaron a la encuesta, tan solo un 58 % creía que el alunizaje había sucedido; el 42% restante opina que esta teoría forma parte de un complot de la NASA.
Al igual que en el caso de los terraplanistas, las personas que mantienen esta teoría son individuos que dedican gran parte de su tiempo a informarse sobre el tema porque, a diferencia de aquellos que respaldan la teoría científica ciegamente, cuestionan la realidad que les envuelve. "Hay algo bueno sobre la creación de estas teorías: el intento de averiguar cómo funciona nuestro mundo. Debajo de la superficie hay algo útil con lo que la ciencia se puede identificar", explica el prestigioso guionista y divulgador, Alan Alda.
Esta teoría conspirativa ha conseguido hacerse eco en la opinión pública gracias al gran número de piezas culturales —tanto audiovisuales como escritas— que se han difundido con éxito a lo largo de los años. La semilla que hizo crecer la duda fue la película Capricorn One (1977) en la que una agencia espacial finge lanzar a un cohete a Marte y convence a la población mundial de que sus hombres han pisado la superficie de este planeta, tal y como los conspiracionistas piensan que ha sucedido con el viaje a la Luna.
Otro de los grandes precursores audiovisuales de esta teoría fue el documental Operación Luna (2002), en el que exponen todas las supuestas pruebas de que el aterrizaje en la Luna fue escenificado. Es más, en este filme se muestra cómo el montaje de este proyecto fue dirigido por el galardonado director de cine Stanley Kubrick. Ninguna de esta películas tenía la pretensión de respaldar la teoría de la ‘gran mentira americana’, eran películas de ficción. Es más, Operación Luna declara expresamente que es un mockumentary, es decir, un relato de ficción cómica que se presenta con el formato de un documental.
A pesar de que los argumentos que sustentan esta teoría parten de una base lógica y razonada, el hombre sí pisó la luna en 1969, se puede demostrar y las supuestas pruebas se pueden desmentir. De cualquier modo, "poner en escena un engaño como ese podría haber sido tan difícil como llevar a cabo la misión real", explica el cosmonauta y diseñador espacial, Konstantin Feoktistov en su libro The Trajectory of Life.
Por qué no hemos vuelto a la Luna
Una de las preguntas que se plantea con mayor frecuencia es por qué el hombre no ha regresado nunca a la Luna. Lo cierto es que sí hubo un segundo aterrizaje. Y un tercero. Y un cuarto… Entre 1969 y 1972, las misiones Apolo 12, 14, 15, 16 y 17 también aterrizaron con éxito en la Luna y un total de 12 astronautas llegaron a pisar el suelo lunar. Así que sí, la NASA ha vuelto a enviar hombres a la Luna no una, sino varias veces. El principal motivo por el que no se ha regresado desde los años 70 es mucho más sencillo que cualquiera de los argumentos conspiranoicos: el dinero. La NASA destinó, en 14 años de exploración en la Luna, más de 105.700 millones de euros actuales. Un solo viaje, según un informe que la NASA publicó en 2005, requeriría un gasto de más de 83.400 millones de euros.
De todos modos, no hay un motivo de peso por el que gastar esa cantidad de dinero en viajar de nuevo a la Luna. Con las expediciones que se han hecho, queda poco o nada por explorar allí, por lo que los fondos económicos que dispone esta institución podrían destinarse a proyectos que sean mucho más útiles para el desarrollo y futuro de nuestro planeta. A pesar de ello, la NASA ha creado un ambicioso proyecto, Artemisa, que pretende enviar en 2024 una nueva nave espacial para explorar el polo sur de la Luna.
Por qué la bandera ondea en la Luna
La Luna no tiene atmósfera, por lo tanto, en la Luna no puede hacer viento. Entonces, ¿por qué ondea la bandera estadounidense en la superficie lunar? La bandera se sujeta de dos astas: una horizontal y una vertical. La horizontal era demasiado corta como para cubrir toda la longitud de la bandera por lo que se generaron arrugas de manera inmediata al intentar colocarla. Además, los astronautas tuvieron dificultades a la hora de clavar la bandera. La gravedad de la Luna provocó que, después de tanto movimiento, la bandera se quedara en esa forma. La propia fuerza que se ha utilizado para clavarla es lo que ha formado las ondulaciones. De hecho, se tomaron varias fotos del momento en las que se apreciaba cómo el astronauta Aldrin había cambiado de posición, pero la bandera se mantenía exactamente igual que en la primera imagen que se publicó.
Cómo se traspasó Van Halen: en el escudo protector
Nuestro planeta está rodeado por un campo magnético que repele partículas energéticas de los rayos cósmicos y del Sol. Sin embargo, esta magnetosfera terrestre también atrapa algunas partículas formando fuertes cinturones de radiación. A estos cinturones se les conoce como la zona de Van Allen. Los que sostienen esta conspiración afirman que, por los altos niveles de radiación, ninguna nave o astronauta podría sobrevivir al cruzarlo. Sin embargo, la nave espacial Apolo pasó a través del cinturón de Van Allen con la tanta rapidez que el tiempo de exposición fue lo suficientemente breve para no poner en peligro la vida de los tripulantes. Los astronautas no recibieron una dosis de radiación considerada peligrosa y el metal de la aeronave bloqueó la mayor parte de la radiación. La propia NASA ha explicado con detalle los mecanismos de defensa con los que cuentan "tanto las naves espaciales como el uso el uso de una red de vigilancia de radiación espacial y la disponibilidad de individuos con un conocimiento profundo de la radiación espacial".
Las huellas en la superficie lunar
Esta imagen despierta dos grandes dudas en los negacionistas: cómo se marcaron tanto las pisadas en la superficie de roca lunar y cómo han logrado conservarse en perfecto estado. En primer lugar, la superficie de la Luna es, en su capa más superficial, como "arena mojada" cubierta de polvo lunar, así lo aseguró un estudio que se formuló ante la creciente desinformación que había respecto a este asunto. Las pisadas se marcaron en la superficie como lo hacen las tuyas cuando pisas la arena de la playa. Pero esto levantó una nueva sospecha, si la superficie es como la de la arena mojada ¿por qué no se desvanecen las huellas con el tiempo? Estas marcas pueden permanecer en la superficie lunar durante, probablemente, el mismo tiempo que dure la misma Luna. Al menos que caiga algún meteorito cerca de la zona, no desaparecerán. Al no haber atmósfera no hay efectos adversos como tormentas o vientos que puedan alterar la forma de la huella.
Por qué no se ven estrellas en el cielo lunar
Esta es otra de las réplicas más comunes acerca del viaje a la Luna de 1969: ¿por qué no se ven estrellas en el cielo lunar? Debido al contraste con el cielo, que se ve completamente negro por la falta de atmósfera, todo se ve muy brillante. De hecho, en la Luna el cielo diurno es de color negro. Cuando coges tu móvil y haces una foto al cielo estrellado tampoco se ven las estrellas, en ocasiones, ni siquiera se ve la Luna. Sin embargo, si mediante cualquier editor de imágenes se sube la exposición de las fotografías publicadas de la NASA, en la mayoría sí se pueden apreciar las estrellas.
"Al no haber atmósfera, no hay dispersión de la luz y por ello tampoco una bóveda celeste. Ese cielo oscuro hace suponer que es de noche cuando en realidad se trata de un largo día. Sencillamente, la luz de las estrellas está muy por debajo del valor de exposición que define la luz del sol, y como la relación de contraste entre ambas supera largamente el rango dinámico (es decir la distancia entre los valores más claros y más oscuros capaz de captar) de cualquier elemento fotosensible fabricado a la fecha, no hay mucho más que explicar", declara el fotógrafo y usuario de Youtube, Shooto1.