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China logra el primer trasplante de hígado de cerdo a una persona viva

Un hombre de 71 años con cirrosis y cáncer vivió 171 días con un órgano porcino genéticamente modificado.

Una persona logra vivir casi seis meses con un hígado de cerdo trasplantado. | Unsplash/Adrian Sulyok

Un paciente de 71 años con cirrosis y cáncer de hígado ha logrado sobrevivir 171 días tras recibir el primer trasplante de un hígado de cerdo modificado genéticamente en un ser humano vivo. El logro, publicado este jueves en la revista Journal of Hepatology, supone un avance histórico en la medicina de trasplantes y abre la puerta a una posible solución ante la escasez mundial de órganos humanos disponibles.

El procedimiento, realizado por un equipo de cirujanos en China, constituye el primer xenotrasplante hepático auxiliar —es decir, un injerto sin retirar completamente el hígado original— procedente de un cerdo modificado genéticamente.

Este avance llega después de que, a comienzos de año, otro grupo de investigadores chinos lograra implantar un hígado porcino en un paciente en muerte cerebral, descrito entonces en la revista Nature. En esta ocasión, el órgano trasplantado contaba con 10 modificaciones genéticas, frente a las 6 del caso previo, con el objetivo de reducir el rechazo inmunológico y mejorar la compatibilidad con el receptor humano.

Un trasplante pionero

El receptor del órgano era un hombre de 71 años afectado por cirrosis hepática derivada de la hepatitis B y un carcinoma hepatocelular grave en el lóbulo derecho del hígado. Dadas sus condiciones, no era candidato para un trasplante convencional ni para cirugía curativa. El trasplante se planteó, por tanto, como una medida de apoyo funcional, destinada a evitar un fallo hepático tras la extirpación del tumor.

El injerto provenía de un cerdo de raza Diannan, originario de la provincia china de Yunnan, cuyas células habían sido modificadas genéticamente para mejorar la compatibilidad inmunológica y los mecanismos de coagulación.

Durante el primer mes, el hígado porcino produjo bilis y factores de coagulación de manera eficaz, sin signos de rechazo agudo. Sin embargo, el día 38 surgió una microangiopatía trombótica, una complicación grave asociada a la activación del complemento y la lesión de los vasos sanguíneos.

Tras un tratamiento intensivo, el paciente se recuperó parcialmente, pero semanas después sufrió hemorragias gastrointestinales repetidas y falleció en el día 171 tras la intervención.

Un paso decisivo para los xenotrasplantes

Pese al desenlace final, los investigadores destacan el logro: el hígado porcino mantuvo funciones metabólicas y sintéticas esenciales durante meses en un cuerpo humano, demostrando la viabilidad funcional de este tipo de órganos modificados.

"Este caso demuestra que un hígado de cerdo modificado genéticamente puede funcionar en un ser humano durante un período prolongado", explicó el doctor Beicheng Sun, del Departamento de Cirugía Hepatobiliar de la Universidad de Anhui. "Se trata de un paso fundamental que confirma el potencial de los xenotrasplantes y los retos que aún quedan por superar, especialmente en lo que respecta a la coagulación y las respuestas inmunitarias", añadió.

El investigador alemán Heiner Wedemeyer, coeditor de Journal of Hepatology, considera que este hito marca el inicio de una "nueva era en la hepatología de trasplantes", con posibles aplicaciones futuras para pacientes con insuficiencia hepática aguda o cáncer de hígado avanzado.

Riesgos y dilemas éticos

Aunque los resultados son prometedores, los expertos advierten de los riesgos y las incógnitas que persisten. El patólogo Iván Fernández Vega, de la Universidad de Oviedo, subraya que el estudio "no incluye datos de autopsia", lo que habría permitido confirmar la evolución del tumor, la función del hígado original y las causas exactas de las complicaciones hemorrágicas.

Además, señala la necesidad de una evaluación ética y de seguridad más profunda, especialmente en lo relativo al riesgo de transmisión de virus porcinos y la aceptación social de los xenotrasplantes.

Aun así, la comunidad científica coincide en que el caso marca un antes y un después en la búsqueda de alternativas a la crónica escasez de órganos. "En un contexto de enorme falta de donantes, este avance tiene un potencial enorme", concluye Fernández Vega.

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