La pasada semana, FarmaLab tuvo un capítulo especial en Es la Tarde de Dieter en el que se analizó el argumento que utilizan algunos políticos en campaña contra la industria farmacéutica.
Concretamente, se refirieron a las últimas declaraciones de Íñigo Errejón, líder de Más País, quien en un acto de partido dijo lo siguiente:
Hay que crear una farmacéutica pública y española. Cada vez hay más medicamentos de enfermedades raras que las farmacéuticas no las quieren investigar porque como las tiene muy poca gente, pues no les interesa investigarlo. En segundo lugar, porque a veces nos llegan picos en alguna enfermedad que necesitarían de un abastecimiento que sólo puede hacer alguien que haga la previsión no sólo en el beneficio del próximo mes, sino en un proyecto del largo plazo. Y porque a mí me da vergüenza que haya investigadores españoles que se tienen que ir fuera a trabajar a hacer patentes fuera que luego nos cuestan el triple aquí.
Al escucharlo, Álvaro Hidalgo, presidente del Instituto Weber destacó que estas declaraciones denotan "desinformación" porque "en el campo de medicamentos huérfanos –los que se aplican a enfermedades raras– es donde más foco está poniendo la industria farmacéutica, porque precisamente lo que hace el regulador público es generar incentivos para que sea rentable para estas empresas".
Por este motivo, Hidalgo concluía que lo que está sucediendo es justo lo contrario de lo que decía Íñigo Errejón: "Uno de los focos que más interés está despertando ahora es el desarrollo de medicamentos para enfermedades raras."
Por su parte, el otro experto que acudió a este espacio en esRadio, Pedro Luis Sánchez, director del departamento de estudios de Farmaindustria, quien recordó que el sector farmacéutico "es un sector de muy alto riesgo" y explicó que no es un sector en el que sacar un medicamento implica que al cabo "de varios años has recuperado la inversión y vives feliz con tu medicamento que ha recuperado todos los costes de I+D y has obtenido una alta rentabilidad". Al contrario, la realidad y los estudios dicen que "sacar un medicamento al mercado exige investigar al menos 10.000 compuestos para que al cabo de 10 o 12 años puedas tener un medicamento que haya pasado todos los filtros de las agencias reguladoras, la Agencia Española del Medicamento y poder comercializar ese fármaco. Y cuando lo comercializas, el riesgo es tan grande que sólo 3 de cada 10 fármacos que salen al mercado consiguen recuperar ese coste de I+D que se hizo".
No obstante, Sánchez destacaba que, aunque es un sector de riesgo elevado, "el conjunto de todas las empresas de este sector tiene beneficios, pero hay muchas que tienen pérdidas".
Álvaro Hidalgo añadía que "poner un fármaco en el mercado cuesta unos 2.700 millones de euros". Esto hace, según Hidalgo, que el Estado no pueda asumir esta tarea y recordaba que lo que tendría que hacer es "fomentar los canales entre la investigación básica y la aplicada" que, de paso, dijo Hidalgo que es el "gran reto que tenemos como país".
Frente a la polémica que se genera en ocasiones debido a que se publica que tal o cual medicamento cuesta cientos de miles de euros, el director del departamento de estudios de Farmaindustria, Pedro Luis Sánchez, recordaba que –como había destacado Hidalgo– hay que recordar que hay fármacos huérfanos, de los que se aplican sólo a enfermedades raras que cuesta desarrollar 2.700 millones de dólares, y que sólo lo van a emplear 10 o 15 personas al año. "Esto es así, pero no es la norma. Hay otros casos en el que los precios son más bajos, el 50% de los medicamentos en las oficinas de farmacia cuestan menos de 5 euros".
Medir los beneficios sociales que tiene el desarrollo de medicamentos es casi inabarcable. Álvaro Hidalgo destacaba que "por cada medicamento que se aprueba se reduce una media de 200 años de bajas evitadas".
Pedro Luis Sánchez explicó el funcionamiento de las patentes, que son "como el gran demonio de la industria farmacéutica, y se habla de las patentes como si fueran el responsable de este gran sufrimiento". Sin embargo, las patentes permiten que los laboratorios tengan la posibilidad de recuperar esas millonarias inversiones que tienen que hacer para desarrollar medicamentos, explicaba Pedro Luis Sánchez.
Y cuando haces público lo que estás investigando, otras empresas se fijan y deciden hacer una "investigación aledaña" y permite que al cabo de los años haya varios medicamentos que permiten una manera diferente de atacar una misma enfermedad.
Álvaro Hidalgo lamentaba que, muchas veces, las previsiones de gasto en sanidad o más concretamente en medicamentos, se considera gasto y no inversión. Y se hace erróneamente porque estas inversiones te van a dar un beneficio en el futuro.