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Por qué España debe seguir desarrollando sus vacunas, aunque lleguen en 2023

Las inquietantes razones por las que los investigadores siguen buscando antídotos contra el covid, a pesar de que para entonces ya estaremos vacunados

Las inquietantes razones por las que los investigadores siguen buscando antídotos contra el covid, a pesar de que para entonces ya estaremos vacunados
Laboratorio de Algenex | Algenex

Con tres vacunas en stock —Pfizer, Moderna y AstraZeneca— y otras tantas a punto de llegar a nuestro país —Jansen y Novavax—, son muchos los que se preguntan qué sentido tiene que decenas de investigadores españoles sigan trabajando para desarrollar un antídoto contra el coronavirus que, en el mejor de los casos, no llegará hasta final de año. De hecho, algunos laboratorios reconocen abiertamente que, incluso aunque sus resultados sean satisfactorios, sus vacunas no podrán llegar al mercado hasta 2023.

El peligro de las nuevas variantes

Los argumentos que los científicos esgrimen no dejan lugar a dudas: hay razones más que de sobra para no tirar la toalla. Para empezar, porque las nuevas variantes no dejan de plantear nuevos desafíos. En este sentido, las vacunas basadas en ARN mensajero —ácido ribonucleico— son fundamentales, puesto que son las que más fácil y rápido podrían modificarse para hacer frente a posibles mutaciones.

"A día de hoy, sólo tenemos las de Pfizer y Moderna, por lo que cualquier proyecto de este tipo tiene sentido, ya que ayudarían a adaptarse a las nuevas variantes", explica Felipe García, coordinador del proyecto de vacuna desarrollado por el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS) y el Hospital Clínic de Barcelona.

¿Una vacuna anual?

Además, el investigador advierte de un escenario que muchos no quieren ni plantearse, pero que ya contemplan algunos modelos matemáticos: que la pandemia se convierta en endemia. "Puede que tengamos que vacunarnos anualmente y, si esto ocurre, no es que necesitemos 10 o 12 vacunas, es que necesitaremos 40 o 50, y cuántos más países faciliten vacunas, mejor —explica García—, porque si no, no será posible llegar a todo el mundo".

El jefe de Enfermedades Infecciosas del Clinic insiste en la importancia de ser realista y advierte de que son muchos los expertos que aseguran que esto no se ha acabado todavía. Sin ir más lejos, esta misma semana el prestigioso virólogo norteamericano Anthony Fauci -principal asesor de la Casa Blanca- ha alertado de que en 2022 todavía tendremos que seguir utilizando mascarillas.

"El escenario que yo tengo en mi cabeza es que en 2023 habrá campañas de vacunación de covid igual que de la gripe, y en las farmacias tendrá que haber varias vacunas, no una o dos, y el Gobierno decidirá cuál o cuáles compra", advierte García.

Las previsiones también fallan

El investigador es consciente de que este planteamiento choca de lleno con los cálculos del Ejecutivo de Pedro Sánchez, que sigue manteniendo que en verano el 70% de la población estará vacunada y todo irá a mejor. "Eso sería lo ideal", reconoce. Sin embargo, insiste en que los investigadores no pueden abandonar sus proyectos aferrándose a dichas previsiones, porque si éstas no se cumplen, tendrían que empezar de cero.

"Nos tenemos que poner en la peor situación posible. De este modo, lo más que puede pasar es que habremos perdido tiempo y dinero, pero no vidas humanas y eso es lo realmente importante", asegura. Además, García recuerda que, en estos momentos, aun son muchas las incógnitas por resolver, desde la inmunidad a largo plazo, hasta las posibles reinfecciones.

Vacunar al tercer mundo

A todo ello se suma algo que a veces se nos olvida y que, sin embargo, es clave para ganar la batalla contra el coronavirus: sólo acabaremos con la pandemia cuando logremos vacunar masivamente a la población, pero no sólo en los países occidentales, sino también en el tercer mundo. "Es como si vacunamos a todos los ciudadanos de Barcelona, pero no vacunamos a los de Hospitalet —compara el investigador—. No tiene sentido, porque los gérmenes no entienden de fronteras por mucho que nos empeñemos".

"¿Tú has oído hablar de algún país del tercer mundo en el que haya empezado la vacunación?", nos pregunta José Escribano, fundador y director científico de Algenex, la única empresa española que cuenta con un proyecto propio de vacuna en el sector privado. Según sus cálculos, "en el mejor de los casos, se podrá vacunar a 1.000 millones de personas con las vacunas que hay actualmente. Los otros 6.000 millones estarán pendientes de que alguien desarrolle una vacuna que se transporte en condiciones razonables, que cueste un dólar y que se pueda producir a escala".

En este punto es en el que todos estos proyectos que van más retrasados cobran mayor importancia. "Si una compañía que produce vacunas para EEUU o para Europa y las vende a 10 dólares tiene que producir la misma vacuna y venderla a un dólar, el interés que va a tener en escalar la producción va a ser muy bajo", advierte. Precisamente por eso, la competencia es fundamental.

Una pandemia cada 10 años

El otro gran argumento que esgrime Escribano es que, desgraciadamente, el coronavirus no será la última pandemia a la que tendremos que hacer frente. No en vano, advierte de que, en los últimos días, Rusia ya ha reportado hasta ocho casos de gripe aviar en humanos. "Si un virus de estos se extiende, vamos a tener que compaginar la producción de las vacunas de covid con las de gripe pandémica y no hay capacidad", alerta.

Puede que este brote no vaya a más, pero el director científico de Algenex insiste en que hay una realidad que, por mucho que no nos guste, no podemos obviar: "Cada 10 años hay una pandemia, puede ser más grave o menos grave, pero ahí están. Y los gobiernos se tienen que poner las pilas, porque EEUU no tiene problema de suministro de vacunas, pero Europa sí".

Un país competitivo

El pasado mes de noviembre, Mariano Esteban, el investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que trabaja en una de las vacunas más prometedoras de nuestro país, ya lo advirtió en Libertad Digital: "No podemos depender de las vacunas de otros países". A su juicio, el Gobierno de Pedro Sánchez debería pasar de las "buenas intenciones" a los hechos, ya que la falta de una mayor inversión en I+D "conlleva que no tengamos esa capacidad de acción tan rápida como otros países en los que las inversiones son enormemente altas, como están demostrando Reino Unido, Alemania, Francia, EEUU o China".

Esteban entiende que en estos momentos España necesite comprar vacunas a otros países, pero insiste en que hay un mensaje que el Gobierno debería grabarse a fuego: "No puedes despreciar tu propio conocimiento y tu propia tecnología, porque eso es lo que le da a un país la capacidad de ser competitivo a nivel global".

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