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El Gobierno aprueba en plena campaña las ayudas para los afectados por la talidomida

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes un decreto que regula las ayudas para las personas afectadas por este fármaco.

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes un decreto que regula las ayudas para las personas afectadas por este fármaco.
Ione Belarra saluda a un hombre afectado por talidomida, José Riquelme, durante un acto de campaña de Podemos en Murcia. | Europa Press

El 18 de diciembre de 2019 se anunciaba que el proyecto de Real Decreto para la regulación de las ayudas a los afectados por la talidomida seguiría su tramitación una vez se hubiera construido el nuevo Gobierno, y esto se haría con la mayor celeridad posible. La "mayor celeridad" han sido casi 4 años. Ha sido este martes cuando el Gobierno ha anunciado la aprobación del decreto de ayudas económicas para las 130 víctimas afectadas por este fármaco.

En el 2019, el Gobierno presentó los resultados provisionales del Comité Científico-Técnico de la talidomida tras la evaluación de los casos de las personas afectadas por las anomalías congénitas atribuidas a este medicamento. Se evaluaron 511 casos de las 584 solicitudes recibidas, y de estas, solo 103 eran compatibles con embriopatía causada por la talidomida. Finalmente, tras casi 4 largos años, se han aprobado las ayudas para 130 personas afectadas por este fármaco, a razón de 12.000 euros por cada punto de discapacidad fijado en el protocolo, y según fue establecido en una disposición adicional de la Ley de Presupuestos Generales del Estado (PGE) en 2018.

La talidomida es un fármaco que se convirtió en sinónimo de una de las mayores tragedias de la historia de la medicina. Desarrollada a mediados del siglo XX, la talidomida fue comercializada como un medicamento seguro y efectivo para tratar una amplia gama de dolencias. No obstante, su uso resultó tener graves consecuencias, especialmente para las mujeres embarazadas al causar malformaciones a los fetos.

A finales de la década de 1950, la talidomida fue lanzada al mercado para el tratamiento de las náuseas matutinas comunes durante el embarazo. Rápidamente se convirtió en un éxito de ventas en muchos países debido a su eficacia y seguridad. Sin embargo, en los años 60 se descubrió una conexión alarmante entre el consumo de este medicamento y el desarrollo de malformaciones graves en los bebés.

La talidomida se asoció con la aparición de la focomelia, una enfermedad que se manifiesta por una malformación de origen teratogénico, y consiste en la ausencia de elementos musculares y óseos en los miembros superiores o inferiores. Esta condición puede afectar a varias extremidades, que se presentan más cortas de lo normal, e incluso, en casos extremos, los pies o las manos salen directamente del tronco. Estas malformaciones generadas por la exposición de los fetos a la talidomida tuvieron un fuerte impacto en la percepción y regulación de los medicamentos en los años posteriores.

En Alemania y Reino Unido se produjeron miles de casos de focomelia, y fue el incremento de los casos lo que llevó al médico alemán Widukind Lenz a investigar para esclarecer la causa de estas malformaciones. Fue en 1961 cuando estableció la conexión entre estas anomalías y la Talidomida. Sus hallazgos llevaron a la retirada del fármaco en varios países, pero el daño ya estaba hecho.

¿Cuál fue el problema de la talidomida?

Desde el punto de vista químico, la talidomida es un compuesto quiral, lo que significa que existe en dos formas que se diferencian entre sí de la misma manera que lo hacen la mano derecha y la mano izquierda: son reflejo una de la otra pero no son superponibles. Cada una de estas formas es un enantiómero. La talidomida es una mezcla entre moléculas derechas e izquierdas: ahora se sabe que las primeras eran teratógenas, causantes de las deformaciones, y que todo habría sido perfecto si solo se hubieran producido las moléculas izquierdas, efectivas como sedantes e idóneas para aliviar las nauseas del embarazo.

La tragedia que trajo consigo este fármaco fue fundamental para iniciar el análisis teratogénico en todos los medicamentos. Así, se implementaron regulaciones más estrictas que exigen una evaluación de los compuestos quirales en los medicamentos. Ese suceso es un recordatorio constante de la responsabilidad de la industria farmacéutica por garantizar la seguridad y efectividad de sus productos para proteger la salud y bienestar de los pacientes en todo el mundo.

Es lamentable observar la demora en brindar apoyo a las personas afectadas. Después de casi cuatro años desde el anuncio inicial de un proyecto de Real Decreto para otorgar ayudas a los damnificados, finalmente se ha aprobado en plena campaña electoral. Este retraso prolongado ha sido una fuente adicional de sufrimiento para aquellos que han experimentado las consecuencias devastadoras de la Talidomida. Las víctimas merecen una respuesta oportuna y efectiva, independientemente del contexto político.

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