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Desarrollan un prometedor analgésico "muy selectivo" con la señal de dolor

La agencia del medicamento estadounidense podría aprobar en unos días un fármaco que describen como "revolucionario" en el tratamiento del dolor.

Pexels/CC0/Andrea Piacquadio

Un analgésico desarrollado por la farmacéutica Vertex y bautizado como Suzetrigina está a punto de recibir el visto bueno para su comercialización en EEUU tras concluir el último de los ensayos clínicos. En un país azotado por la adicción a los opiáceos, la irrupción de este nuevo fármaco ha sido descrita como una "revolución", por el mecanismo conocido pero mejorado que emplea para interrumpir la señal de dolor que llega a nuestro cerebro y por la perspectiva de que a diferencia de los analgésicos más potentes, no generaría adicción.

Según anunció la propia compañía hace unos meses, el VX-548 demostró en los ensayos de la fase 3, la última antes de solicitar la comercialización, una "significativa mejora" del dolor en los participantes del estudio, sometidos a cirugías abdominales y del pie, sin efectos secundarios significativos. El presidente de Vertex señaló que los resultados apuntaban al fármaco como la herramienta para "rellenar el hueco" entre los analgésicos "con buena tolerancia pero una eficacia limitada" y los opiáceos, "con eficacia terapéutica pero riesgos asociados, entre ellos su potencial adictivo". Los resultados, según apuntó una de las doctoras involucradas en los trabajos, tienen el "potencial de cambiar el paradigma del tratamiento del dolor", con la posibilidad de disponer de un nuevo fármaco para tratar el dolor agudo, "el primero en más de dos décadas", alternativo a los opiáceos.

La empresa lleva en efecto más de veinte años, como otras farmacéuticas estadounidenses, buscando un analgésico capaz de detener el dolor no en el cerebro sino en el lugar donde se genera, interrumpiendo la transmisión del impulso nervioso. El mecanismo no es nuevo, como precisa a Libertad Digital Carlos Goicoechea, Catedrático de Farmacología en la URJC y Vicepresidente de la Sociedad Española del Dolor, que recuerda como los anestésicos locales como la lidocaína, que se utilizan por ejemplo en intervenciones bucales, ya son capaces de "bloquear las neuronas que transmiten el dolor" pero presentan el problema de que al tiempo que se pierde el sentido del dolor "también se pierde el del tacto". Este fármaco, en cambio, sería capaz de bloquear "sólo las neuronas que transmiten la información dolorosa". "Es muy selectivo, bloquea el dolor frente a otras sensaciones", señala, lo que representa "una ventaja muy grande con respecto" a otros fármacos que actúan bloqueando las neuronas.

La farmacéutica llegó a este analgésico investigando mutaciones en los denominados "canales de sodio", las vías a través de las cuales las células transmiten los impulsos nerviosos. Como resultado desarrollaron el VX-548, pendiente ahora de su aprobación definitiva pero que ya ha generado gran expectación en Estados Unidos, un país que, como recuerda Goicoechea, lleva años impulsando programas para buscar fármacos no opioides.

Los ensayos, apunta el catedrático, "nos permiten saber que es un buen analgésico" y que en principio tiene "menos efectos secundarios" que los opioides. Pero persisten las dudas sobre su efecto en dolores crónicos y otras patologías puesto que de momento sólo se ha demostrado eficaz en "dolores agudos posoperatorios". "Dar una herramienta más para controlar el dolor supone un avance significativo", señala el representante de la Sociedad del Dolor.

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