Oppo ha presentado este martes en el museo del Louvre de París su nuevo móvil de gama alta, el Oppo Find X, equipado con procesador Qualcomm Snapdragon 845, 8 GB de memoria RAM y hasta 256 GB de almacenamiento interno. Pero lo que más destaca de este nuevo dispositivo es que apuntándose a la moda de eliminar casi por completo los marcos lo ha llevado un poco más allá, eliminando la cámara frontal de la parte superior y colocándola sobre una bandeja deslizante oculta que aparece sola cuando una aplicación requiere de los servicios de la cámara, de cualquier cámara porque también la trasera está escondida detrás de la bandeja y sólo se ve cuando se abre.
De este modo, el diseño no sólo reduce los marcos, algo a lo que estamos habituados, sino que hace desaparecer el notch que estrenó el Essential Phone y popularizó el iPhone X. La pantalla, que gracias a esta mejora ocupa un 92,25% del frontal, es un panel OLED de 6,4 pulgadas con una relación de aspecto alargada de 18:9 y una resolución FHD+ de 2.160x1.080 píxeles, lo que supone una densidad de 377 puntos por pulgada. Para evitar que una pantalla tan grande se coma la batería antes de terminar el día han incluido una de 3.730 mAh, con un sistema de carga rápida propio llamado VOOC Flash y conector USB-C.
El principal problema de esta apuesta por ocultar la cámara es que Oppo también ha decidido prescindir del lector de huellas, sea trasero o delantero, de modo que la forma de desbloquearlo sin clave será mediante reconocimiento facial. Y claro, tendremos que esperar primero medio segundo a que la cámara se deslice para luego esperar una segunda vez a que el sistema nos reconozca, aunque a juzgar por las demostraciones parece hacerlo bastante rápido.
En cuanto a las cámaras, tiene una doble trasera de 20 y 26 megapíxeles con todas las ventajas habituales de las cámaras dobles como el efecto bokeh y una cámara frontal de 25 megapíxeles que incluye sensores 3D no muy distintos a los del iPhone X que son los que le permiten disponer de reconocimiento facial fiable.