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Al Gore reduce el Watergate climático a "un error de cálculo"

Al Gore ataca de nuevo. Haciendo oídos sordos a las abundantes pruebas que desbaratan el cacareado consenso científico, el líder calentólogo arremete contra los escépticos, a quien considera un "lobbie" que "trata de confundir a la opinión pública aprovechando cualquier error" en las mediciones.

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"La verdad del cambio climático es más incómoda y urgente que nunca" asegura Al Gore en una entrevista en El Mundo. Como era de prever, el Nobel de la Paz sigue en sus trece, y todo lo que se salga de las consignas del ecologismo no es más que "un intento de suprimir la verdad".

"Un invierno especialmente frío en nuestro hemisferio no puede hacernos perder de vista el problema global" asegura Gore, quien considera que las aguas volverán a su cauce cuando vuelvan a subir las temperaturas.

Además, se lamenta de que el escándalo del Climategate haya hecho mella en la opinión pública, y cada vez sean más los ciudadanos que se cuestionan la veracidad de las consignas oficiales. "Los escépticos aprovechan cualquier error para sembrar duda" asegura.

Al Gore adopta la postura de minimizar y ridicular las evidencias para tratar de desacreditar el escándalo: "Los emails pirateados a los científicos de la Universidad de East Anglia y un error real – el cálculo sobre la desaparición de los glaciares en el Himalaya- no pueden comprometer 22 años de trabajo" indica. Sobre las flagrantes mentiras en las que han incurrido desde el IPCC en sus mediciones, Gore zanja sin problemas: "En un volumen de más de 3.000 páginas tiene que haber necesariamente errores" .

Además, el ex vicepresidente estadounidense sale en defensa de Pachauri, presidente del IPCC, y asegura que "está siendo víctima de los mismos ataques personales que sufrí yo, es la vieja estrategia de matar al mensajero" vuelve a lamentarse.

Y por supuesto, también critica la presión a la que se ven sometidos los calentólogos, denunciando una especie de conspiración imposible: "Los escépticos se han realineado en una auténtica coalición de los negacionaistas, con la intención de confundir a la opinión pública y evitar cualquier intento de compromiso político".

"Están sacando mucho partido a la decepción general que ha quedado tras la cumbre de Copenhage" aduce el autor de Una verdad incómoda "se trata de una campaña masiva para intentar convencernos de que el calentamiento global no es real y que por tanto no debemos preocuparnos. Solo en EEUU, la industria del carbón y el petróleo se gastó el año pasado 500 millones de dólares en anuncios televisivos con este fin".

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