Según Narbona, en los próximos diez años la temperatura podría elevarse una media de seis grados en la Tierra, lo que supondría "la desaparición de la vida en buena parte del planeta". Además, ha asegurado que "en el mejor de los supuestos", a raíz del cambio climático, en el siglo XXI se van a intensificar "los fenómenos meteorológicos adversos, olas de calor intensas, sequías, inundaciones y huracanes" y los fenómenos atmosféricos se harán "mucho más extremos que los que conocemos".
Se trata de teorías que se han propagado desde el principio de la explosión de las teorías sobre el cambio climático, pero que en los últimos tiempos se ha visto desacreditada en no pocos estudios que, al parecer, no han llegado a manos de Narbona.
La ex ministra ha afirmado que el cambio climático "es, ante todo un enorme desafío tecnológico, pero sobre todo un desafío de carácter ético, porque lo están sufriendo" en mayor medida "los países más desfavorecidos del mundo".
Narbona ha señalado también que actualmente resulta "mucho más costoso no adoptar medidas hoy contra el cambio climático que tomarlas", aunque por supuesto no ha hablado del elevadísimo costo que las medidas de reducción de emisión de gases tienen.
A su juicio, ante esta situación "la tecnología debe contribuir al cambio del modelo energético del planeta" a través de "una revolución energética mundial", mediante una mayor eficiencia, la implantación de las renovables evitando la deforestación y, puestos a intervenir, modificando los hábitos alimentarios, ya que producir carne supone una gran emisión de CO2, por el gas metano que produce el ganado.