L D (EFE) El ritual de la lectura compartida es nuevo en España, aunque cada vez lo practican más las parejas jóvenes con sus hijos de corta edad, pero por las experiencias de otros países se ha comprobado que da esos buenos resultados, explicó en rueda de prensa esta especialista.
Colomer participó en un curso de formación del profesorado de enseñanza primaria sobre la literatura infantil y juvenil como recurso para el fomento de la lectura, en el que sesenta maestros comparten experiencias e intercambian opiniones con escritores, investigadores o sociólogos.
Según la profesora de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona, la literatura infantil ha penetrado bien en la escuela española, que la ha hecho circular libremente por las aulas, quizá por desorientación, porque no sabía como abordar el fenómeno de la lectura en esas edades. Los efectos han sido positivos, pero Colomer echa en falta ahora una mayor orientación.
El problema llega cuando los alumnos pasan a secundaria, etapa en la que se "produce una fractura" y los índices de lectura caen de una forma importante. Colomer abogó por una mayor preparación de enseñantes y bibliotecarios y por una presencia más importante de la literatura infantil y juvenil en los medios de comunicación, para ayudar a los padres a escoger las lecturas de sus hijos pequeños entre los más de 6.000 títulos que se publican anualmente en España.
Colomer participó en un curso de formación del profesorado de enseñanza primaria sobre la literatura infantil y juvenil como recurso para el fomento de la lectura, en el que sesenta maestros comparten experiencias e intercambian opiniones con escritores, investigadores o sociólogos.
Según la profesora de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona, la literatura infantil ha penetrado bien en la escuela española, que la ha hecho circular libremente por las aulas, quizá por desorientación, porque no sabía como abordar el fenómeno de la lectura en esas edades. Los efectos han sido positivos, pero Colomer echa en falta ahora una mayor orientación.
El problema llega cuando los alumnos pasan a secundaria, etapa en la que se "produce una fractura" y los índices de lectura caen de una forma importante. Colomer abogó por una mayor preparación de enseñantes y bibliotecarios y por una presencia más importante de la literatura infantil y juvenil en los medios de comunicación, para ayudar a los padres a escoger las lecturas de sus hijos pequeños entre los más de 6.000 títulos que se publican anualmente en España.