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Marcos Ordónez: 'Big Time: La gran vida de Perico Vidal'

Fue un personaje singularísimo, que trabajó y fue amigo de cineastas como Orson Welles, Frank Sinatra, Omar Sharif, Peter O’ Toole y David Lean.

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Fue un personaje singularísimo, que trabajó y fue amigo de cineastas como Orson Welles, Frank Sinatra, Omar Sharif, Peter O’ Toole y David Lean.

El gran público no conoce su nombre pero Pedro (Perico) Vidal fue un personaje singularísimo. Como ayudante de dirección, trabajó y fue amigo de cineastas como Orson Welles, Frank Sinatra, Omar Sharif, Peter O’ Toole y David Lean. El periodista catalán Marcos Ordóñez, autor de un excelente libro Beberse la vida: Ava Gardner en España (2004), acertó al grabarle sus recuerdos y anécdotas. Eso es lo que ofrece este libro, contado en primera persona (completado con el testimonio de su hija Alana).

Perico Vidal (1926-2010) fue un señorito barcelonés, que adoraba la música (el jazz, especialmente) y el mundo del espectáculo. Su gran oportunidad, en el cine, le llega cuando le contrata como ayudante Orson Welles, para el rodaje, en España, de Mr. Arkadin, una de sus películas malditas; su cumbre, cuando ayuda a David Lean (su gran amigo) en tres superproducciones: Lawrence de Arabia (que se rodó en Sevilla), El doctor Zivago (en Soria) y La hija de Ryan (en Irlanda).

El libro es, también, el retrato de una época: por debajo del franquismo oficial, la vida bohemia en España podía ser divertidísima. Y Perico Vidal, como su amiga Ava Gardner, se la bebió – literalmente - a chorros: aventuras disparatadas, sexo, alcohol...

Le escuchamos contar su vida en primera persona y nos cae bien por su humildad: "Lo importante no soy yo, lo importante es la gente que he conocido". (Su hija no sigue tanto este sabio precepto). Para él, era esencial el compañerismo, por ser de "la generación que creció con Beau Geste". Creía que "triunfar no es otra cosa que hacer lo que te gusta".

Para los amantes del cine clásico, el libro está lleno de retratos y anécdotas de primera mano: Orson Welles decía que hacía cine para poder hacer teatro y, en Casa Cándido, "se comió dos cochinillos de una tacada con un par de botellas de vino". Eligieron Sevilla para rodar Lawrence de Arabia por el clima, los edificios árabes, la baratura y "los desiertos" (para Hollywood, Almería y Sevilla eran lo mismo).

En El Gatopardo, Visconti quiso que "los armarios de la mansión de los Salina, que no iban a abrirse, estuvieran llenos de ropas de seda y encaje". Para que los extras sevillanos aclamaran con entusiasmo la llegada de un rey árabe, tuvo que decirles Perico que el que llegaba en un Rolls era el torero Antonio Ordóñez. Su mayor logro fue conseguir, en Madrid, cientos de ratas, para las alcantarillas por las que escapaba James Bond; su sufrimiento, la nieve que no caía en Soria y el clima variable de Irlanda.

Robert Mitchum decidió hacerse actor "en la cárcel, viendo una película de Rin-tin-tín. Pensé: si el perro puede hacerlo, yo también. Para mí, siempre ha sido la forma más fácil de ganarme la vida". No salen bien parados, en cambio, personajes como John Mills o Trevor Howard.

Para los amantes del cine clásico, es una lectura interesante y divertidísima. Y el retrato de un Madrid bohemio que muchos desconocen.

Marcos Ordóñez: Big Time: la gran vida de Perico Vidal, Barcelona, ed. Libros del Asteroide, 2014, 272 págs, 18’95 euros. ISBN: 978-84-16213-03-0.

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