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Rosa Belmonte

Un burro grande

Hablan de discriminación, pero al final, un negro ha llegado a la Casa Blanca antes que una mujer.

Hablan de discriminación, pero al final, un negro ha llegado a la Casa Blanca antes que una mujer.
Madeleine Albright y Hillary Clinton | Cordon Press

Cuando surgió la polémica por la discriminación de los actores negros en los Oscars, Julie Delpy dijo que peor lo tienen las mujeres. Luego se tuvo que disculpar porque la acusaron de menospreciar la injusticia cometida con los artistas afroamericanos. Pero las palabras de la actriz francesa son una verdad universal de primera página de Orgullo y prejuicio. En el cine o en la política. ¿O no ha llegado antes un negro a la Casa Blanca que una mujer?

A Bernie Sanders las encuestas le dan un 55% de los votos de New Hampshire frente al 39,8% de Hillary Clinton. Los jóvenes demócratas, hombres y mujeres, prefieren al senador por Vermont antes que a Clinton. Parece que el 64% de las mujeres menores de 45 años apoyan a Sanders y sólo el 35% a Hillary. Madeleine Albright, primera secretaria de Estado, y Gloria Steinem, primera feminista, han salido en tromba a defender a la mujer que más cerca está y ha estado de ser presidente de los Estados Unidos. Lo cuenta el New York Times. En un mitin en New Hampshire, Albright, de 78 años, señaló la importancia de elegir a una mujer. Sanders anda hablando de revolución pero Albright asegura que la verdadera revolución sería la primera comandante en jefe. "Os podemos contar cómo subimos la escalera. Muchas de vosotras creéis que ya está hecho. Pero no. Y hay un lugar especial en el infierno para aquellas mujeres que no ayudan a otras". Una frase que lleva soltando años. En ese momento, Hillary Clinton, que estaba al lado (y parecía gigante al lado de la diminuta Albright) soltó una carcajada. Y bebió de un vaso largo que parecía del Starbucks. Según ha publicado Le Monde, un Starbucks que acaba de abrir en Arabia Saudí prohíbe la entrada a las mujeres. El problema es que no hay un "muro de separación" entre sexos. A mí que me prohíban la entrada en el Starbucks me parece tan trágico como que me la prohíban en el ejército, el Primark o el Circo del Sol, pero noticias como esa dan que pensar. Hay quien cree que si vives en un país donde sí te dejan entrar en el Starbucks está todo hecho (la frase del infierno de Albright llegó a estar en una taza de la cadena). Una veterana profesora de Wellesley College, adonde fue Hillary, lo tiene claro: "Esta generación tiene un punto de vista optimista que probablemente no se corresponde con la forma en que las cosas han ido para las mujeres en este país". Y recuerda que en 2008 las mujeres del campus también prefirieron a Obama.

Por sus partes, Gloria Steinem, de 81 años, fue el viernes al programa de Bill Maher y aseguró que las jóvenes son partidarias de Sanders porque ahí es donde están los hombres. "Cuando eres joven piensas: ¿Dónde están los chicos? Los chicos están con Bernie".

Las dos han sido acusadas por las partidarias de Sanders de minar el feminismo. Steinem también se disculpó por lo que considera un malentendido. Y si faltaba alguna papisa más, salió Camille Paglia, que no es joven (68) pero apoya a Sanders. "Están desesperadas porque los números de Hillary no van bien". Las peleas de viejas feministas son extraordinarias. Qué divertido cuando Paglia se reía de Susan Sontag montando ‘Esperando a Godot’ en un Sarajevo destrozado.

Hillary tiene de su lado a Lena Dunham y Demi Lovato, además de a Albright y Steinem. Pobres, las mayores no van a ver a otra mujer presidente. Claro que Julie Delpy tiene razón. En Hollywood y en Washington. Curiosamente es el animal que simboliza a los demócratas, pero las chicas no se dan cuenta de que Hillary es un burro grande. Ande o no ande.

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