Cuando coges el cómic Neonomicon, una de las primeras cosas que ves en la portada es una clara advertencia: recomendado solo para lectores adultos. No es una advertencia para tomarla a la ligera y no, no es un cómic para todo el mundo. Sé que esto que comento parece el típico intento de un crítico de darle más profundidad, misterio y morbo a su reseña, pero nada más lejos de la realidad. Las advertencias están para algo y con esta ocurre eso.
Neonomicon es una de las obras más controvertidas del maestro Alan Moore. Si alguien dice este nombre en alto rápidamente pasan por la cabeza de los oyentes o lectores relatos como el de V de Vendetta, Watchmen, From Hell, La Broma Asesina, la Cosa del Pantano, Providence… casi nada, ¿verdad? Moore es un autor referencia. Es una leyenda de este mundo y como tal tiene momentos glorificados históricamente y otros que abren más el debate. Neonomicon entra dentro de este segundo grupo.
Antes de nada, vamos con los detalles técnicos.
Argumento y ficha
El argumento de esta obra con el terror de Lovecraft como leitmotiv principal es la investigación de una serie de asesinatos por parte de un agente del FBI (Aldo Sax) que muy pronto se dará cuenta del lío en el que está metido con este caso. Y no será el único miembro de la ley obligado a investigar estos asesinatos. De hecho él solo es el principio y la investigación se dividirá en dos partes siendo la segunda la más brutal y gore. Asesinatos, drogas, punk, clubes, sexo, sectas, cultos satánicos, la obra de Lovecraft, terror, violaciones, criaturas extrañas… puedo seguir así un rato, pero todo eso y más es lo que Alan Moore explora en este cómic y además lo hace de manera muy explícita. Para que me entiendan. La Semilla del Diablo, la famosa película de Roman Polanski, sería Bambi en comparación con esta novela gráfica.
Alan Moore ‘dirige’ y al dibujo encontramos a Jacen Burrows. Tapa dura. 160 páginas que incluyen The Courtyard y Neonomicon. 18 euros. Editorial Panini.
La locura y lo explícito en un cómic de terror lovecraftiano
Lo vuelvo a repetir: Alan Moore y una historia explícita con asesinatos, drogas, punk, clubes, sexo, sectas, cultos satánicos, la obra de Lovecraft, terror, violaciones y criaturas extrañas. Esto es Neonomicon. Ni más ni menos. Bueno sí, mucho más y poco menos para que ustedes me entiendan. No exagero.
Leyendo este cómic, al menos en el caso de un servidor, empiezas con la curiosidad propia de un lector que empieza a colocar en su cabeza las pistas de una investigación criminal. Muy pronto, esa droga llamada Aklo que se menciona al inicio de la historia se convierte en un lenguaje que abre la puerta de un terror cósmico que se mete de lleno en el mundo del autor estadounidense H. P. Lovecraft. De hecho se le menciona constantemente insinuando incluso que él no inventó nada de lo que contó en sus relatos sino que sabía que era real y lo reflejó en su obra. Si no conoces a este escritor estadounidense, dos apuntes: terror de ciencia ficción convertido en leyenda gracias a los mitos de Cthulhu, un ciclo literario basado en lo onírico, el terror y la presencia de monstruos y criaturas de otro tiempo y espacio.
Si juntas a Moore con Lovecraft, la combinación ya es de por sí explosiva, pero una vez avanzas en la lectura, la cual está acompañada de un dibujo oscuro, efectista y explícito de Jacen Burrows, te das cuenta de que Alan Moore quiere ir y fue más allá. Si Lovecraft no menciona el sexo en sus obras de manera clara, Moore va con todo en ese sentido. Y con "todo" quiero decir que no todo el mundo puede, incluyéndome a mí mismo, quedarse impasivo ante el carrusel de horribles acontecimientos que se suceden a partir de la mitad de este cómic.
Suena a carraca dialéctica, pero es así. No es una historia apta para el público que venga de cómics de otra tipología o que directamente prefieran esquivar, lógicamente, este tipo de violencia. Aquí lo vas a pasar mal en algunos momentos, en muchos, y con mal no quiero decir, regular, sino muy mal. Doy fe. Lo explícito es muy explícito, valga la redundancia. A veces demasiado y recreándose en el sufrimiento de una de las protagonistas con una dureza demencial. Si de Lovecraft se dice que se reprime sexualmente en su obra, Moore y Burrows no lo hacen aquí. No quiero entrar en más detalles porque sería desvelar gran parte de la historia, aunque dicho lo dicho anteriormente creo que queda claro por dónde van los tiros en ese sentido.
Por eso este cómic es tan controvertido, porque tiene a sus más fieles seguidores y a los críticos que no le ven ningún tipo de satisfacción visual y mental a su lectura. Nosotros lo dejamos a su elección. Eso sí, las advertencias están por algo y en esta directamente aparece en la portada.