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La compleja belleza del Flatiron, el edificio que amenazaba con hacer volar a los viandantes

Tan bello como costoso, llevaba cinco años vacío hasta que hace unas semanas fue subastado. El nuevo comprador aún no ha desvelado su futuro.

Tan bello como costoso, llevaba cinco años vacío hasta que hace unas semanas fue subastado. El nuevo comprador aún no ha desvelado su futuro.
Vista del edificio Flatiron, en 1937. | Cordon Press

Sede del periódico en el que trabaja Peter Parker cuando no cuida de sus vecinos como Spiderman y central de la empresa Control de Daños del Universo Marvel, el cine y la publicidad nos han instalado el edificio Flatiron en la retina hasta hacerlo familiar, como una fachada más de nuestro día a día. Pero está en Nueva York, se abre paso en Manhattan como un velero. Su nacimiento fue complicado. Decían que una vez construido sería un peligro para los viandantes pues saldrían disparados por los aires. Tan bello como costoso, llevaba cinco años vacío hasta que hace unas semanas fue subastado. El nuevo comprador aún no ha desvelado su futuro.

Fue uno de los primeros rascacielos de Manhattan, nunca fue el más alto pero sí que pronto se convirtió en un icono por su singularidad arquitectónica y su belleza. El edificio consta de 22 pisos y mide 87 metros de altura. Su forma de cuña le valió el apodo de "Flatiron" (plancha, en inglés). A pesar de que la planificación urbanística de Manhattan concibió la isla como una cuadricula casi perfecta, la Quinta Avenida y Broadway se cruzan formando una intersección en la calle 23 que da lugar a un terreno triangular.

"Suele ocurrir en Europa, no tanto en las ciudades norteamericanas, aunque hay algunos ejemplos en Washington. Aparecen nuevas calles como diagonales en las confluencias entre los cascos históricos de las ciudades y las ampliaciones que se hicieron a principios del siglo XX. Es lo que sucede en Madrid con el edificio Capitol de la Gran Vía, en el borde con el Madrid antiguo. Es un edificio similar que comparte con el Flatiron su forma triangular", señala José Luís Penelas, catedrático de Proyectos Arquitectónicos en la Universidad Europea.

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Fases de la construcción del Flatiron | Biblioteca del Congreso

Se considera un hito de la arquitectura, un desafío del que salió glorioso el arquitecto Daniel Burnham. "Lo construyeron en tan solo un año, un récord para 1902. Prefabricaron todas las estructuras de acero, las vigas y pilares, y las montaron en la obra como un mecano. Mientras tanto, iban elaborando la fachada de piedra, inspirada en la arquitectura clásica. El edificio es como una gran columna clásica o un templo", detalla Penelas.

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Portada de la revista Life

Precisamente, en esta época en la que los ascensores habían posibilitado la construcción de rascacielos, los arquitectos estaban resolviendo el problema estético que éstos suponían. "Al principio eran de ladrillo, pero eran oficinas muy oscuras. El Flatiron tiene una carga muy historicista, inspirada en los palazzos del renacimiento italiano. La estructura es muy similar", nos explica el catedrático de Proyectos Arquitectónicos en la Universidad Europea.

Burnham tuvo que enfrentarse a un reto inesperado, el de la mala prensa. La revista Life publicó una ilustración en la que se veía a Papa Noel con sus renos volando sobre el edificio. "Decían que su forma provocaría corrientes de aire tan altas que iban a levantar a las personas y lanzarlas", recuerda Penelas. "Solo había dos o tres rascacielos que alcanzaban esta altura en Nueva York y eso impresionaba mucho a los ciudadanos", añade.

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Postal de 1905

Esta circunstancia dio lugar a más anécdotas. "Las corrientes de aire hacían que se levantasen las faldas de las señoras y que se les vieran los tobillos. Imagina eso a principios del siglo XX. Muchos viandantes se colocaban frente al Flatiron para ver aquello y hubo que poner policías para evitar a los mirones. La popular expresión americana "23 skidoo" (lárgate de la veintitrés), parece ser que viene de esta experiencia. Ha influido en la cultura popular y es uno de los edificios más fotografiados de Nueva York. El Flatiron es la afortunada sorpresa de una imperfección en la homogénea trama de Nueva York", detalla Pablo De Souza, doctor Arquitecto, licenciado en Bellas Artes y profesor de la Universidad Europea de Canarias.

Luz natural

Su planta triangular facilitó que se convirtiera en uno de los edificios con los interiores más luminosos del momento. Los despachos nobles se sitúan en la punta curva y disfrutan de tres grandes ventanales. "El que fuera tan estrecho hizo que casi el 90% de las oficinas tuvieran una luz natural fantástica, algo muy excepcional en los rascacielos de la época", apunta De Souza.

"Tuvo un impacto en la tipología de los rascacielos a nivel internacional. Iba gente de todo el mundo a contemplar este edificio. No tanto por la altura, sino por esa esbeltez que tiene. Se comparaba con la proa de un barco, era como un edificio que no pesaba. Hoy sigue siendo muy impresionante. Además, no se concibió de forma aislada, sino que ordena la trama urbana de su alrededor. Sirve de ejemplo para otros edificios. El arquitecto pensó en esto y es tan importante como el edificio en sí", explica Penelas.

Una belleza que cuesta mantener

Jacob Garlick, socio fundador de Abraham Trust, un fondo especializado en distintas operaciones de inversión, compró el edificio por 190 millones de dólares en una subasta que se extendió por 45 minutos. "Ha sido un sueño que he tenido durante toda mi vida desde que tenía 14 años. Nuestra misión va a ser respetar por siempre su integridad", aseguró el ya propietario del Flatiron a una televisión neoyorquina. Ha estado vacío desde que en 2019 se fue su último inquilino, la empresa McMillan Publishers. "Es una inversión económica muy importante que solo compensa por la imagen icónica que representa tener una oficina en un inmueble así", considera José Luís Penelas.

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El edificio fue designado monumento de Nueva York en 1966 y añadido al Registro Nacional de Lugares Históricos en 1979. Una década más tarde fue declarado Hito Histórico Nacional. "La fachada es intocable y en el interior es imprescindible respetar el acceso y el lobby. En el resto, se pueden hacer distintas intervenciones, pero muy controladas. Con los edificios antiguos, económicamente, compensa más tirarlos que rehabilitarlos. Obviamente, es un edificio que revolucionó la historia de la Arquitectura. La empresa tendrá que hacer una inversión muy potente. Adaptar un edificio antiguo a las necesidades funcionales y tecnológicas contemporáneas es enormemente gravoso. En España, Antonio Palacios fue el primero que se inspiró en la arquitectura americana para hacer edificios de oficinas. Ha pasado algo parecido con algunos de sus proyectos. Han estado muchos años sin uso por el coste de su rehabilitación", dice Penelas.

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"Hay que protegerlo porque es la huella del hombre en una sociedad que cada vez está más dominada por la inteligencia artificial. Su estilo clásico, ecléctico, neorrenacentista, con un cierto manierismo que recuerda a finales del siglo XVI, hace que tenga escala humana. Tiene gran cantidad de detalles, muchos elementos arquitectónicos que remiten a la historia y esto hace que sea más cercano, que se aleje de la monotonía de la arquitectura comercial producida de forma industrial, fría y homogénea en la que todo es igual", explica Pablo De Souza. "Si se me pregunta, se puede comparar formalmente y estilísticamente con el edificio Metrópolis en Madrid, realizado en estilo historicista neobarroco y que, al igual que el Flatiron, separa en forma de cuña dos vías muy importantes, la calle Alcalá y la Gran Vía donde, como en Broadway, también se situaron los grandes teatros de la capital", añade el profesor de la Universidad Europea de Canarias.

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