Murió hace doscientos años en un manicomio cerca de París pero su legado sigue presente hasta en el lenguaje. Donatien Alphonse François de Sade, conocido como el marqués de Sade. Nació en pleno Siglo de las Luces y fue perseguido por el Antiguo Régimen y por la Asamblea Revolucionaria por sus escritos. El aristócrata vivió una vida de desenfreno, perversidad y violencia sexual, que le hizo pasar tres partes de su vida en la cárcel.
Con motivo de la conmemoración del año de su muerte, el programa En casa de Herrero de esRadio le dedicó una parte de su tertulia nocturna, con Luis Herrero, Luis Alberto de Cuenca y Pedro G. Cuartango.
"La vida de Sade fue muy triste. Estuvo mucho tiempo en la cárcel y muchas veces injustamente. Los únicos delitos que cometió fue apalear a una mujer y envenenar a unas prostitutas con cantárida en Marsella para ver como reaccionaba", recordó Luis Alberto de Cuenca. "Es un tipo de tanta relevancia porque se atrevió a escarbar, era una especia de heraldo de Freud", añadió.
Pedro Gª Cuartango lo describió como "un gran provocador". Rechazaba el sistema, era un antimonárquico furibundo, un anticatólico. Sus libros son una provocación , son flojos, pero la descripción del sexo es tremendo. Hay sexo de todo tipo, se situaba al margen del sistema", consideró.
El marqués de Sade practicó todos los géneros literarios -novela, ensayo, poesía. Teatro-, aunque no han alcanzado gran fama por su calidad, sino por su contenido. "No era un escritor, sino un filósofo. La esencia de su filosofía es el choque con la normalidad, de la ruptura, darle la vuelta a los valores. Su importancia es que es el primer pensador europeo que es radical con los valores establecidos", añadió.
Término "sádico"
Luis Alberto de Cuenca cree que al marqués de Sade no le disgustaría que le relacionasen con el término "sádico". "Su literatura insiste mucho en el placer que se obtiene infligiendo dolor a los demás. Insiste más en ese aspecto que en el placer que se obtiene recibiendo dolor de los demás, que seria masoquismo", aclara.
Por motivo del bicentenario de su muerte, el parisiense Museo de Orsay exhibe "Sade, atacar el sol", que rastrea la influencia del escritor en el arte moderno con obras de Picasso, Goya o Bacon.
Su obra, atenta al cuerpo, lo cruento y la representación última del deseo, descubre un recorrido artístico que rehuye cronologías al uso para "diseccionar el arte a partir del legado del escritor", según advierte el comisario de la exposición.