El mal estado del retablo barroco de la iglesia de la Asunción de Beasain alertó hace dos años sobre la posibilidad de hallar importantes pinturas que habían permanecido ocultas. Los primeros trabajos de restauración han puesto al descubierto "un tesoro renacentista único en Gipuzkoa".
Fue la caída de un elemento decorativo del retablo lo que levantó las primeras sospechas y permitió comprobar el importante deterioro de la madera con la que se había construido, infestada por xilófagos -insectos que se alimentan de este material-, y la necesidad de abordar una restauración a fondo que pasaba por el desmontaje de todas sus piezas.
La retirada de todas esas piezas de madera para someterlas a un intenso tratamiento sacó a la luz algunas pinturas murales que parecían renacentistas, por lo que se recurrió a Pedro Luis Etxeberria, investigador de la UPV-EHU especializado en la pinceladura del Renacimiento, quien corroboró esas primeras impresiones.
Este experto halló en el archivo del obispado de Pamplona, de quien dependía la iglesia, un contrato firmado por los rectores de la parroquia con el pintor navarro Juan Pérez de Landa en 1555 para pintar, no solo la pared del retablo, sino los muros y la bóveda del altar.
Se decidió entonces que merecía la pena el esfuerzo de retirar los recubrimientos de mortero para ver lo que durante tanto tiempo había permanecido oculto, y lo que ha aparecido ha sido "un tesoro renacentista único en Gipuzkoa", según ha destacado la conservadora y recoge EFE- restauradora de la Diputación Foral, Cristina Fernández, en la visita de los medios de comunicación al templo.
Motivos animales y vegetales
La directora foral de Cultura, María José Telleria, la alcaldesa de Beasain, Leire Artola, y el responsable del Patrimonio de la Diócesis de San Sebastián, Jon Elizalde, se encontraban también en la iglesia ahora en obras, donde en las partes más altas de los andamios instalados en el altar trabajaban restauradoras de la empresa Artez de Bergara a las que se han encomendado esta tarea.
La exploración ha posibilitado descubrir grecas con motivos animales y vegetales en los bordes de los nervios de las bóvedas donde se pueden observar restos del azul y rojo intensos que tuvieron las pinturas, además de otros que han tomado un tono verdoso por la alteración de los pigmentos.
En los lunetos de la bóveda están representadas cinco escenas de la Pasión de Jesucristo, de la Oración del Huerto y el Prendimiento a la Crucifixión, en las que aparecen, entre otras, las figuras de la Virgen, de los apóstoles y de María Magdalena, a la que le falta la cabeza porque en una intervención posterior se introdujo en el espacio que ocupaba una viga de metal para sujetar el retablo barroco.
Cristina Fernández ha explicado que modas como las de picar los muros han conllevado la desaparición de pinturas en otros templos guipuzcoanos, por lo que el hallazgo en el de Beasain adquiere aún más valor.
La idea es que, cuando terminen las labores de restauración, el retablo barroco se coloque de forma "adelantada" unos tres metros al retablo "fingido" para que los visitantes puedan ver las pinturas murales.
Inversión de 700.000 euros
Para el retablo de madera, de estilo barroco madrileño, construido en 1671 por Juan de Urrusualde y Echeverría y que cuenta con un nivel de protección especial, se han tenido que reponer algunas piezas porque las antiguas estaban totalmente deterioradas, mientras que otros elementos se han tratado con "bolsas de anoxia" -se vacían de oxígeno y se introduce nitrógeno- para su recuperación.
Hasta el momento se han invertido casi 700.000 euros -304.000 en 2022 y 392.600 en 2023- en estas tareas, financiadas en su mayor parte con fondos forales, tanto con subvención directa como mediante un acuerdo firmado entre la Diputación y el Obispado, aunque el Ayuntamiento de la localidad ha otorgado también una ayuda de 50.000 euros y la parroquia se ha quedado "sin ahorros" tras destinar 60.000 euros a este fin.
En 2024, está prevista la restauración de las pinturas murales y la reforma del presbiterio, y en 2025 se llevará a cabo el montaje del retablo mayor, que se sujetará sobre sí mismo sobre una estructura o "tótem" del que partirán dos balconadas a las que se podrá subir para contemplar las pinturas renacentistas.