Puede que Birdman, la cinta ganadora del Oscar a la Mejor Película de este año, sea recordada por sus (trucados) planos secuencia o la interpretación de su protagonista Michael Keaton, en lo que podría ser un trasunto de su propia carrera cinematográfica. Pero la peculiar cinta del mexicano Alejandro González Iñárritu, en su mezcla de humor, tragedia e incluso fantasía, va mucho más allá de la literalidad de su argumento. En efecto, la ganadora de los premios a la Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guión Original y Mejor Fotografía va sobre todo de redención, de nuestra imposible y enrevesada búsqueda de identidad y, en última instancia (como todo ese subgénero de historias que se encuadran en la metaficción) también sobre la relación de un artista y su obra... o más bien de un hombre consigo mismo.
Alejandro González Iñárritu, poseedor de una filmografía relativamente breve pero poderosa, ha logrado por fin una película de estudio capaz de calar en la retórica y el discurso de una industria entregada a los filmes comerciales, así como en su -eso supone él- sufriente personalidad artística. Su próximo filme, The Revenant, está protagonizado por Leonardo DiCaprio y Tom Hardy (Mad Max. Fury Road) ha sido calificada por él mismo como "experimento", y promete rizar el rizo del responsable de Amores Perros o 21 Gramos.
Si hay algo que beneficia enormemente a Birdman respecto a otros filmes del autor es precisamente su naturaleza tragicómica. Iñárritu rebaja la negrura de sus anteriores largometrajes y deja entrar algo de luz en la habitación. El resultado no desdibuja la angustia existencial de su protagonista, sino que la refuerza con altibajos que benefician el interés y permiten comprender mejor las dudas, mezquindades y travesuras de sus personajes. Además, Birdman no es sólo la historia de Riggan sino también de todos aquellos tocados por su aura, y por tanto, está adornada con personajes secundarios de una fuerza inusual. Tanto Emma Stone como Edward Norton y el resto del elenco realizan aquí las mejores composiciones de sus carreras.
Birdman también efectúa una crítica un tanto pretenciosa al status quo hollywoodiense al que dice ser ajeno. Riggan Thomson, el protagonista del filme, es un actor popular por sus interpretaciones del superhéroe Birdman, pero ahora, en su madurez, busca reafirmar su prestigio a través de una obra teatral en Broadway. Esto le sirve al realizador mexicano -que tachó el género heroico de "genocidio cultural"- para comentar los filmes populares que dieron la fama tanto a Riggan como al actor que le da vida, Michael Keaton (famoso por haber dado vida a Batman en las dos de las películas seminales del género, obra de Tim Burton). Y el diagnóstico en este sentido, si es que quizá lo hay, no es tan acertado como el mexicano se piensa.
Pero si algo llama la atención de esta, pese a todo, estupenda película, es la portentosa puesta en escena de Iñárritu, que ha rodado la aventura emocional de Riggan en un fingido plano secuencia que penetra tanto tras las bambalinas del teatro, siguiendo todos sus pasos, a la vez que en su imaginación y sus pensamientos. Ayudado del director de fotografía Emmanuel Lubezki, que aquí ganó su segundo Oscar consecutivo tras Gravity, el filme no plantea fractura entre uno y otro nivel de realidad (¿porque acaso no son reales nuestros sentimientos?), y deriva en un final deliberadamente ambiguo que deja al público con tantas preguntas como respuestas.
Birdman está ya disponible para descarga en Digital HD con abundantes extras que explican los pormenores de su realización y aclaran las intenciones del realizador. El próximo 20 de mayo también podrá comprarse en Blu-Ray y DVD. Entre sus extras, una inédita entrevista con Alejandro González-Iñárritu y Michael Keaton, escenas detrás de las cámaras y una impresionante selección de inéditas fotografías del director de fotografía, El Chivo Emmanuel Lubezki.