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El campo nazi de Ravensbrück

Aunque fue abierto en 1939 y fue el último en cerrarse, el campo de Ravensbrück, escenario de Vivir, es uno de los más desconocidos. Se construyó al este de Berlín y casi todas sus ocupantes eran mujeres. Un 20% eran judías. También había gitanas, presas políticas, prostitutas y homosexuales. 

Trabajos forzosos en Ravensbrück
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Trabajos forzosos en Ravensbrück

En la foto, del archivo del Museo del Holocausto en Jerusalén, aparece una decena de las 130.000 mujeres que llegaron a estar presas en este campo de trabajo y luego de exterminio próximo a Berlín. 

A sólo 90 kilómetros de Berlín
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A sólo 90 kilómetros de Berlín

Destinado en un primer momento a mujeres procedentes de otros campos, Ravensbrück fue la prisión también de 20.000 hombres, mil adolescentes y otros tantos niños. 

La guardiana más cruel de Ravensbrück
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La guardiana más cruel de Ravensbrück

Hermine Braunestein fue guardiana del campo en 1939 y 1944 y los supervivientes denunciaron su extrema crueldad con los prisioneros. Tras su huida y posterior marcha a Estados Unidos, fue extraditada a Alemania en los 70 por crímenes de guerra y contra la Humanidad, y condenada a cadena perpetua. 

Las "conejas" de Ravensbrück
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Las "conejas" de Ravensbrück

Decenas de presas polacas fueron sometidas a crueles experimentos médicos en sus extremidades. Apodadas por sus compañeras como las "conejas", fueron ocultadas por otras presas cuando las autoridades nazis decidieron acabar con ellas. 

Prisioneros de 40 países
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Prisioneros de 40 países

Los presos de Ravensbrück procedían de 40 países, entre ellos España. En la imagen, algunas de las mujeres vuelven al campo tras un día de trabajos forzosos. 

La liberación
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La liberación

En 1945, el ejército soviético liberó el campo de Ravensbrück. En el último año en funcionamiento, se había convertido en un campo de exterminio: se instaló una cámara de gas en la que fueron asesinadas miles de personas procedentes de otros campos más próximos al frente. 

Libertad
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Libertad

Las mujeres fueron evacuadas en distintas tandas según su nacionalidad. Muchas huyeron al este, a sus países de procedencia, pero sufrieron los brutales abusos de las tropas rusas. Las judías, procedentes en buena parte de Auschwitz, apenas sobrevivieron. 

Libertad
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Libertad

Muchas otras, como la protagonista de Vivir, acabaron en Suecia. En la imagen, mujeres atendidas por la Cruz Roja. 

Libertad
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Libertad

A la vuelta, muchas de las mujeres se encontraron con una sociedad que no quería escuchar nada del calvario sufrido. 

Libertad
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Libertad

Quizás por su ubicación en la Alemania del Este, los horrores de Ravensbrück no han trascendido tanto como los de otros campos. 

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