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Zoé Valdés

José Manuel Lara Bosch

Su padre fue como un segundo padre para mí, por lo tanto a él lo veo como a un hermano que se ha ido demasiado pronto.

Era un hombre de los de antes, pero con una intensa visión de futuro. Compartí varias reuniones personales y colectivas con él. Sabía conversar largamente, sabía oír, sabía interpretar.

Era un hombre del libro, de comprender a los autores, como su padre José Manuel Lara y su hermano Fernando Lara, y también podía avizorar el rumbo de las altas y nuevas tecnologías, en relación con el libro, con la televisión y la prensa, y sabía aplicarlas.

Era un gran empresario, de una inmensa cultura, sin embargo no ostentaba de ello. Parecía sencillo ahí donde su amabilidad tocaba el infinito, y lo era.

Tuve la suerte y la tengo de ser autora de Planeta, y de haber estado cercana a José Manuel Lara Bosch. Su padre fue como un segundo padre para mí, por lo tanto a él lo veo como a un hermano que se ha ido demasiado pronto.

Para un latinoamericano ganar un premio literario en España es muy importante porque la obra toma una dimensión inesperada, además de poder publicar, ser editada, y ser confrontada a las críticas literarias.

Ganar el finalista del Planeta significa un gran reconocimiento, un espaldarazo, y como digo antes, comprende la edición en una editorial de gran prestigio, lo que quiere decir que luego será leída por gran cantidad de personas y probablemente estudiada en las universidades.

Para un cubano es doblemente importante, porque la censura castrista y la cerrazón de las editoriales en Cuba impiden que un autor sea conocido. El Planeta y los otros premios de la casa, como el Fernando Lara de Novela Histórica o el Azorín, son premios que indudablemente ayudan económicamente a los autores. Ha sido mi caso. Sin esos premios mi exilio hubiera sido de otra manera, mi obra no hubiera existido de la forma en la que existe hoy en día.

José Manuel Lara Bosch dedicaba gran parte de su vida a mimar estos premios, y una vez ganados, los premiados no han sido jamás olvidados.

Uno de los mejores editores del mundo y uno de los mejores hombres de negocios de España se ha ido demasiado temprano; mi pena es honda.

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