El peculiar investigador privado Ven Cabreira, exagente del extinguido Cesid, coleccionista de Barbies y amante de los gatos, es contratado para rastrear la misteriosa desaparición del conocido como padre de la nueva gastronomía de Perú. El caso le llega a través de una amiga, la periodista gastronómica Lucy Belda, testigo fortuito del secuestro. Pronto se descubre que la política, la cocina de vanguardia, los intereses empresariales y los personales compartirán mesa en esta ficción gastronómica llamada Matar al padre.
El protagonista de esta novela nació en El Chef ha muerto (Amargord),de la escritora y periodista gastronómica Yanet Acosta (Tenerife). En aquella primera parte, que salió a la venta en 2011, Cabreira debía esclarecer las circunstancias del fallecimiento del mejor cocinero del mundo, aparecido muerto tras atragantarse con un pulpo vivo –plato típico– en una isla de Corea del Sur. En su cruzada por encontrar al posible culpable, el detective gallego viaja a los mejores restaurantes de Europa haciéndose pasar por un inspector de la guía Michelin.
Acosta apuesta por un tipo de novela negra nada convencional, que funde el mundo de la gastronomía y sus entresijos con la novela policíaca clásica. En una época en la que "la cocina ha dejado de ser un lenguaje que entiende todo el mundo por igual", su profesión de periodista gastronómica queda patente con su dominio de la terminología.
El karaage es una técnica japonesa de fritura, aplicada casi siempre a la carne, pero en esta ocasión la aplica con el yuyo, que es un tipo de alga que se suele tomar en ocasiones como guarnición con el cebiche.
Acosta pone sobre la mesa el lado menos glamuroso de la alta cocina internacional, un menú con divos de los fogones, venganzas, envidias y esnobismo.
Nunca había probado la quinua, pero la internacionalización de la comida solo tiene un sabor, el del dinero (…) Se les ha ocurrido cambiar el nombre de transgénesis por cisgénesis, que viene a ser lo mismo, solo que alegan que se transfiere, en este caso, un gen de una especie a otra sexualmente compatible. Neologismo hecho para engañar. El juego del lenguaje que encubre el dinero.
O el postureo culinario:
Las patas de pato y los tendones son platos auténticos chinos, pero a los europeos les pueden producir arcadas -incluidos a los que van en busca de la autenticidad-. La cultura del sabor es solo costumbre y pocos son capaces de trascenderla, ni siquiera los críticos gastronómicos.
En cuanto a la jerga habitual de la novela negra, la autora no es tan brillante, pero su humor negro y su puntito de ironía convierte a Matar al padre en una lectura entretenida que, aunque no entrará en los imprescindibles de 2017, hace pasar un buen rato al lector.
Yanet Acosta. Matar al padre. Alrevés, mayo 2017. ISBN: 978-84-16328-98-7. 208 páginas. 17,00 euros.