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La Antártida habría sido descubierta por españoles

Álber Vázquez plantea la tesis de que el navío español San Telmo llegó primero al continente helado en el libro Muerte en el hielo.

En septiembre de 1819, el San Telmo, un navío español con 644 hombres a bordo, encalló en una isla muy al sur del cabo de Hornos en un lugar que jamás nadie había pisado antes. Meses después, un barco inglés encontró el pecio y restos de un campamento sin hombres. Tras comunicarlo a las autoridades de su país, estas decidieron enterrar dicho hallazgo para así adjudicarse, inmerecidamente, el descubrimiento del continente helado.

Álber Vázquez (Rentería, 1969) recupera en la novela Muerte en el hielo (Esfera de los libros) la epopeya de aquellos 644 españoles y reivindica que España, antes que nadie, llegó a la Antártida.

Siempre se ha creído que el descubridor de la Antártida fue el capitán británico William Smith, quien desembarcó en las islas Shetland del Sur el 16 de octubre de 1819. Tres meses después de poner pie en tierra y en una de las expediciones de exploración que emprendió, Smith, hombre de mar y de honor, descubrió rastros claros del reciente naufragio de un navío que él no tuvo dificultad en identificar como español. No solo contempló con sus propios ojos el pecio encallado, sino que advirtió numerosas muestras de que al menos parte de la tripulación había sobrevivido en tierra firme. Cuando, de regreso a su base en Valparaíso, el capitán Smith quiso admitir que él no había sido el primero en pisar en aquella tierra, las autoridades británicas le ordenaron que guardara silencio y, así, reclamaron aquel vasto territorio para su rey.

"Nos falta –asegura el autor– la prueba para que el descubrimiento de la Antártida sea atribuido a España, como debería, y no a Inglaterra. ¿Y por qué no existe la prueba? Porque la prueba, es decir, el testimonio, está en manos de Inglaterra. Bastaría con que dijeran 'sí, lo vimos, el San Telmo estaba allí, varado', para que la historia diera un vuelco y la tripulación del San Telmo recibiera el reconocimiento que merece".

El barco varado era el San Telmo, un navío español de setenta y cuatro cañones y una tripulación de 644 hombres. Se había desviado de su ruta el 2 de septiembre de 1819 debido a una tormenta en el cabo de Hornos y, tras ser arrastrado por los vientos y las corrientes, había encallado en el cabo Shirreff, en la costa norte de la isla de Livingston.

Desde 1993, una placa conmemora, en el cabo Shirreff, la epopeya del San Telmo. "En memoria de los tripulantes del navío español San Telmo que naufragaron en septiembre de 1819. Los primeros en llegar a estas costas", pone. "De la llegada de la tripulación del San Telmo a la Antártida antes que nadie no existen dudas. La base antártica española no está situada en la isla de Livingston por casualidad y tampoco es casualidad que, en el lugar donde se cree que tuvo lugar el naufragio, se instalara una placa conmemorativa", asegura el autor.

Alber Vázquez. Muerte en el hielo. Esfera de los libros, 2018. 488 páginas. Precio: 22,90 €

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