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Andrés Amorós analiza ‘Robinson Crusoe’ para conmemorar sus 300 años

Se cumplen tres siglos de la publicación de la obra cumbre de Daniel Defoe

Los Libros: 300 años de Robinson Crusoe

El audio empezará a sonar cuando acabe el anuncio

Se cumplen tres siglos de la publicación de la obra cumbre de Daniel Defoe
Tom Hanks en 'Náufrago'. | Cordon Press

Arrancó su intervención Andrés Amorós con la Música para el funeral de la reina Mary, del británico Henry Purcell. La razón era simple: "Nació casi el mismo año que el escritor del que he venido a hablar. Y es que se cumplen 300 años del Robinson Crusoe, de Daniel Defoe". Considerada la primera gran novela de la literatura inglesa y, "después de la Biblia y junto al Quijote, la más leída de todos los tiempos".

"Hay que saber que él se llamaba Foe, y no Defoe, como se le conoce", prosiguió Amorós. "Lo que pasa es que se añadió el 'De' para presumir y darle a su apellido aires aristocráticos". Era comerciante e hijo de comerciantes, "pero le fue mal y acabó en la bancarrota. Por eso se dedicó a escribir". Y no únicamente literatura. "Fue un pionero de la prensa económica, y redactó folletos satíricos y críticos que le metieron en más de un lío". Llegó incluso a ser condenado a la picota, por uno de esos escritos, "y de esa experiencia acabaría componiendo su particular Himno a la picota".

Pero indudablemente Robinson Crusoe fue su obra maestra. "Al leerla siempre surge la misma duda. ¿Es una novela de aventuras para niños o es una novela filosófica para adultos? Lo cierto es que es las dos cosas", sentenció el crítico. "Se puede leer de muchas maneras y tiene interpretaciones muy diversas: desde la crítica al dominio español en el pacífico hasta, para mí la más acertada, que dice que es una obra utópica, comparable con Los viajes de Gulliver". "También puede verse a Robinson como un arquetipo del individualismo moderno, y hasta como una imagen del capitalismo. Pero sin lugar a dudas, lo que es la novela es la muestra de la capacidad de la inteligencia para adaptarse a situaciones difíciles".

"Al final", remató Amorós. "Cuando me enfrento a la difícil cuestión de recomendar una edición, solo puedo decir una obviedad: Que cada uno lea la que quiera, sin prejuicios, según la edad del lector y el tiempo que quiera dedicarle. Existen ediciones más fieles al texto original, como la de Cátedra, y ediciones más infantiles. Destacaría, tal vez, la de Pengüin Clásicos, que es una traducción de Cortázar. Pero es que el Robinson, como todas las grandes obras, como el Quijote, es un gran depósito de agua: cada uno puede sacar lo que quiera".

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