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Beatrix Potter halló a sus personajes en un cementerio que esconde una máquina del tiempo

Se cumplen 80 de la muerte de la creadora de Peter Rabbit, una mujer fascinante que amó la naturaleza y se autopublicó cuando nadie creía en ella.

Se cumplen 80 de la muerte de la creadora de Peter Rabbit, una mujer fascinante que amó la naturaleza y se autopublicó cuando nadie creía en ella.
La escritora Beatrix Potter. | Wikipedia
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'The Tale of Peter Rabbit'

Esta es una historia que fusiona la biografía de una escritora pionera en sus métodos con una leyenda que roza la ciencia ficción. Ella es Beatrix Potter, de la que se cumplen 80 años de su fallecimiento este 22 de diciembre, y en su vida aparece una conexión con una máquina del tiempo escondida en un cementerio de Londres. El nexo es Peter Rabbit, un simpático y elegante conejo, ataviado con abrigo azul con botones dorados, cuya inspiración está en una lápida.

Pero comencemos por el principio. Beatrix Potter (Londres, 1866 - Sawrey, Lancashire, 1943) nació en el seno de una familia bien situada que decidió educarla en casa con varias institutrices. Supieron avivarle su precoz interés por los libros que le aliviaban el crecer sin amigos. Junto a sus padres, visitaban a menudo el Museo de Historia Natural, la Real Academia y el Museo de South Kensington. Además, los Potter solían ir de vacaciones a Escocia, a un ambiente rural, y Beatrix disfrutaba de la fauna y flora que allí descubría. Siempre con su cuaderno, anotaba y dibujaba todo lo que le llamaba la atención. Trató de presentar sus estudios sobre algas y hongos a la sociedad científica, pero, como mujer, no se le permitió. En 1997, la Sociedad londinense Linneana le pidió perdón a título póstumo por ello.

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'The Tale of Benjamin Bunny'

Beatrix adoraba a su institutriz Annie Moore y enviaba cartas ilustradas con cuentos a los hijos de ésta, unas misivas que desbordaban imaginación y que triunfaban entre los pequeños. Ellos le animaron a dar el salto a nivel profesional. Dio alas a su talento como escritora con The Tale of Peter Rabbit (El cuento de Peter Rabbit), un libro que las editoriales ignoraron. Lo autopublicó, algo bastante novedoso, con poco texto y con una ilustración en cada página, siempre en tonos pastel.

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Tuvo tanto éxito que el editor Frederick Warne no pudo dejar pasar la oportunidad de lanzarla al mercado. Peter Rabbit se publicó en 1902 y después llegaron The Tale of Squirrel Nutkin (El Cuento De La Ardilla Nuececita) y The Tailor of Gloucester (El sastre de Gloucester), todos grandes éxitos comerciales.

Potter se apresuró a registrar los derechos para el posible merchandising y patentó el muñeco de un conejo. Publicó veinte libros más. La serie ha vendido más de 151 millones de copias en treinta y cinco idiomas. El cuento de El cerdito Robinson, de 1930, fue el último.

En el ámbito privado, Potter se enamoró del hijo de su editor, una relación que sus padres desaprobaron y que terminó con la prematura muerte de él. No fue hasta los 47 años cuando volvió a encontrar el amor junto a su abogado. Entonces, compró un extenso terreno y se dedicó a la cría de ovejas. Beatrix Potter preservó grandes áreas del Distrito de los Lagos a través de donaciones al National Trust. Su vida fue llevada al cine en Miss Potter, protagonizada por Renée Zellweger.

Nombres sacados de un cementerio

Pero volvamos a Petter Rabbit. Beatriz Potter encontró (como J.K. Rowling) los nombres de la mayoría de los personajes de sus célebres cuentos en el cementerio de Brompton, uno de los camposantos más antiguos de Londres que posee un panteón bastante particular. Dice la leyenda que esconde una máquina del tiempo.

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Cementerio de Brompton. | Wikipedia

Se trata de una edificación de granito blanco de seis metros de altura, con una pesada puerta de bronce que no se ha abierto desde hace más de 150 años. No se conoce el paradero de su llave y, para más intriga, no se sabe la disposición interior de la bóveda -cosa que no ocurre con ninguna tumba más-. Allí descansan los restos de Hannah Courtoy - también llamada Hannah Peters- y dos de sus tres hijas.

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Mausoleo de Hannah Courtoy | Wikipedia

Hannah se movía en un selecto círculo de la sociedad londinense donde conoció a Joseph Bonomi, un importante egiptólogo que, y aquí entramos en la leyenda, logró descifrar unos papiros hallados en el Valle de los Reyes en los que se explicaba cómo viajar en el tiempo. Hannah Courtoy, que había heredado una importante fortuna, decidió financiar la construcción de esa máquina del tiempo. Se construiría en su propio mausoleo, pensando que era el lugar perfecto para contar con la intimidad necesaria.

Hanna falleció en 1849, quedando a medias el proyecto. No se sabe si Bonomi, en colaboración con un excéntrico científico, pudo terminar su invento. Nadie ha entrado en el lugar desde hace 150 años y la normativa del cementerio prohíbe hacerlo sin el consentimiento de los herederos. Lo que si se conoce es que la tumba de Bonomi está decorada con Anubis sobre un templo egipcio y el chacal mira hacia el mausoleo de Hannah Courtoy.

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