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La saeta, una oración de Semana Santa hecha cante

Isabel Pantoja, Pastora Soler y Diana Navarro están entre entre las mejores saeteras de los últimos tiempos.

Isabel Pantoja, Pastora Soler y Diana Navarro están entre entre las mejores saeteras de los últimos tiempos.
Pantoja, Diana Navarro y Pastora Soler

Con el Domingo de Ramos se inicia la Semana Santa, en la que no dejan de escucharse las saetas. Sobre todo en los desfiles procesionales de Andalucía, aunque esa exclusividad no exista y se interpreten, desde un balcón, en cualquier ciudad española. Larga vida tienen las saetas; al menos, cuatro siglos, de los tiempos en los que los franciscanos "iban de misiones". Vinculadas desde luego al flamenco, aunque a día de hoy ningún historiador se haya puesto de acuerdo en si proceden de raíces árabes o de filiación judía. Se las relaciona con el cántico de los almuédanos: aquellos individuos que desde la torre de una mezquita instaban a los árabes para el momento de orar. También, siguiendo la segunda teoría, por su similitud con unas melodías sefarditas que entonaban los hebreos en sus sinagogas.

Y, avanzando en la historia, el eximio compositor Joaquín Turina contaba que en los llamados Rosarios de la Aurora del siglo XVIII se improvisaban cantares religiosos a cargo de unos cofrades, otros de los posibles antecedentes de la saeta. Puede afirmarse que la costumbre de que el pueblo español cante o escuche saetas en la calle proviene del siglo XIX, aunque entonces con textos simplistas llenos de grandilocuentes adjetivos. Era una saeta antigua, anterior a la flamenca que sería la que se entronizó a comienzos del siglo XX. Ya totalmente emparentada con el cante jondo, a ritmo de seguiriyas, martinetes, soleares, polos y cañas.

Entre los pioneros en interpretarlas figuraban cantaores de leyenda, como Antonio Chacón, Manuel Torre, Manuel Centeno, El Gloria, Enrique el Mellizo, y posteriormente, en la década de los 30, Manuel Vallejo, Pepe Pinto, La Niña de los Peines... A los que seguirían en posteriores años la mítica Niña de la Alfalfa, Manolo Caracol, Gracia de Triana, Juanito Valderrama y toda una larga nómina de figuras del cante. Por su significación y buen número de grabaciones hemos de recordar a una saetera de pro, la gran estudiosa de nuestro mejor folclore Antoñita Moreno. Me contaba que una madrugada se encontraba en un balcón de la sevillana calle de las Sierpes junto al gran poeta de la copla Rafael de León, quien no sabía hacer letras flamencas pero conocía perfectamente los entresijos de las saetas. Al punto de que se atrevió a improvisar una sobre la marcha. Conforme se le iban ocurriendo las estrofas, "se las soplaba" a Antoñita, quien iba interpretándola ante una muchedumbre ajena a la manera de su creación. La recientemente fallecida Marifé de Triana me refirió asimismo la anécdota de cuando, en vísperas de la Semana de Pasión, acudió a un pueblo con su compañía de variedades y el párroco fue en su búsqueda con la petición de que cantara una saeta en la procesión vespertina, a lo que no pudo negarse.

Y como ella, buen número de estrellas de la canción andaluza, llegadas estas fechas, no han sido ajenas a los desfiles procesionales de sus cofradías predilectas, desfilando algunas con la adecuada vestimenta y la tradicional mantilla española, o bien entonando una saeta. Caso, por ejemplo, de Rocío Jurado, al Cristo de los Gitanos y a otros pasos. Y lo mismo han hecho Isabel Pantoja, su primo Chiquetete, Pastora Soler a la Virgen Macarena; a la que tiene también mucha devoción, cantándole, la nueva coplera Joana Jiménez. En tanto que una estrella indiscutible como Diana Navarro destina sus cantes al Padre Jesús Cautivo en la tradicional procesión malagueña, que es su tierra. Sépase que la saeta no es fácil de expresarla. Precisa de unas condiciones vocales y un estilo que no admite giros gratuitos o desenfadados. De gargantas que sepan expresar un mensaje específico, con un sentimiento profundo que no suene a hueco, a mero lucimiento artístico.

 


No podemos pasar por alto que, en otro género alejado del flamenco, Joan Manuel Serrat  musicó un poema de Antonio Machado, La saeta, harto escuchado desde que lo registrara en un álbum de 1969. Y si su creación fue espléndida, otros intérpretes le dieron un toque por seguiriyas, como constan en las versiones del ahora infortunado Manolo de Vega o del llorado Camarón de la Isla. Y dentro de la música religiosa también con acentos flamencos nos parece admirable la labor que desde hace años realiza el grupo de sevillanas Cantores de Híspalis, quienes a su acreditada discografía han sumado ahora su álbum "La Pasión según Andalucía", creación de su líder, el siempre inquieto y renovador Pascual González. Sirva todo lo aquí relatado para afirmarnos que la saeta, aunque sólo suene unos pocos días cada año, sigue presente en la Semana Santa española. Es una plegaria elevada a Dios. Es, una oración hecha cante.

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