De entre todos los grupos que uno podría pensar para repetir el éxito de ABBA y su Mamma mía, Proclaimers no es seguramente el primero que viene a la mente. Principalmente, porque la mayoría no los conoce, y quien lo hace recuerda sólo una canción suya, la celebérrima I'm gonna be (500 miles), o como mucho I'm on my way, por su fugaz aparición en la película Shrek. Y pese a ello, en 2007 se estrenó en los teatros de Reino Unido un musical basado en las canciones de la banda, que se llevó al cine el año pasado con suficiente éxito como para que ahora llegue a nuestras pantallas.
The Proclaimers es un grupo de folk-rock formado en 1983 por Charlie y Craig Reid, hermanos gemelos con aspecto de empollones maltratados en el instituto. Tras tocar de teloneros de los populares Housemartins alcanzaron la popularidad suficiente para grabar su primer disco, This is the Story (1987). Pese a ser grabado con dos duros –excepto en su single de presentación, la voz sólo está acompañada por guitarra y percusión obra de los gemelos–, la canción Letter from America alcanzó el número 3 en su país y el álbum fue disco de oro.
Pese a que su sonido perjudique a algunos temas como Over and done with, que es uno de los puntos álgidos de la película pero no brilla tanto en el álbum, ya en ese primer disco se podría apreciar las cualidades que les llevarían al éxito. Nacionalistas escoceses de izquierdas, su ideología está muy presente en muchas de sus letras y en ese acentazo que, al contrario que casi todos sus compatriotas, no esconden al cantar. Pero lo que más destaca, especialmente cuando se escucha en España, es su capacidad para construir estribillos pegadizos y animosos, lo que convierte a sus canciones en especialmente aptas para un musical de esos que hacen que salgas del cine sonriendo y con el ánimo levantado.
El punto álgido de su carrera fue su segundo disco, Sunshine on Leith (1988), que es también el título original del musical y la película, traducida aquí como Amanece en Edimburgo. De este álbum son sus dos canciones más famosas y cuenta con otro puñado de buenos temas como el que da título al disco, Then I Met You, Sean, Oh Jean, la versión My Old Friend the Blues o la polémica Cap in Hand, el tema donde más explícitamente han apostado por la independencia de Escocia en toda su carrera. Mucho mejor producido y arreglado, superó rápidamente las ventas de su predecesor y vivió una segunda juventud cuando su himno 500 miles se usó para la banda sonora de Benny & Joon en 1993 y alcanzaron el éxito internacional, especialmente en Estados Unidos.
El disco también los convirtió en celebridades locales de Leith, el barrio donde nacieron los gemelos que es quizá el de mayor personalidad de Edimburgo: no formó parte de la ciudad hasta 1920, que fue el momento en que se lo anexionó pese a que un plebiscito mostró que sus habitantes rechazaban la unión por un margen de 5 a 1. Hibernian FC, o los "Hibs", el equipo de fútbol local, ha adoptado Sunshine on Leith como himno que suena antes de cada partido en casa, reservando 500 miles para cuando marcan algún gol importante, por ejemplo contra su rival local, el Hearts. Un equipo bastante malo, de todos modos, como lo son todos los escoceses de fuera de Glasgow.
La renovada popularidad de los gemelos les vino de perlas para atraer la atención sobre su siguiente disco, Hit the Highway (1994), y su pegadizo single Let's Get Married, que tardaron seis años en lanzar por estar ocupados en la gira de su album anterior y padecer de cierto bloqueo creativo. Sin embargo, dicha atención no se tradujo en ventas y los gemelos prácticamente desaparecieron del mapa, afectados también por la muerte de su padre, hasta el lanzamiento de Persevere (2001). Desde entonces han ido encaminando álbumes con cierta regularidad, pero sin alcanzar ningún gran éxito, aunque alguna canción como Life with you (2007), que Movistar usó para uno de sus anuncios, tenga ecos de su capacidad de antaño de crear grandes singles difíciles de sacar de la cabeza.
Aunque en España la carrera de estos escoceses haya pasado completamente desapercibida, en Escocia sí son un grupo conocido, sólido y con un éxito razonable. Esto, unido a la contagiosa alegría de muchas de sus canciones, los convirtieron en candidatos perfectos para un musical pensado para el público escocés, y de ahí a una película de bajo presupuesto que en su primer fin de semana batió allí la recaudación de Braveheart, ni más ni menos.