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El Duende Callejero reparte 'duende' a más de mil personas en Madrid

El grupo cordobés de flamenquito reúne a paisanos y madrileños en el folclore andaluz un día antes de actuar en La Cartuja.

El Duende Callejero, en su concierto en Madrid | Libertad Digital

Cubren destellos azules, blancos y rojos un escenario inundado por el humo. Salen Aarón, Ángel, Félix y Rafa a escena. Hace diez años se juntaron un par de ellos en una "botellona" de El Carpio (Córdoba) y se pusieron a cantar. Aquello se les dio bien. Cuentan que a eso le siguió un perol y que allí empezaron a cantar de verdad. Aquello no se les daba mal y comenzaron a componer sus propias canciones. Algunas de ellas escuchadas en toda Andalucía en cuestión de meses: Sale el sol en el bajo A, Entre tú y yo, Barre las penas, A la calle, Tirándote flores...

Salieron de un pueblo de 4.000 habitantes y hoy cantan en La Riviera ante unas 1.000 personas repartiendo duende andaluz por la capital. A la segunda canción se cae la sala: La Jungla de Alquitrán. Cordobeses que han peregrinado hasta la capital, paisanos afincados en Madrid, colegas, aficionados, parejas enamoradas de su folclore cordobés, almas gemelas que se funden en las sabanas y toman tequila con sal. Todos ellos se dejan atrás la cabeza y abren el corazón —como dice la canción— y piden rebujitos creyendo que están por el sur. Pero acaban bebiendo gintonics y cerveza Mahou. Viven ahora con menos miedo en La Jungla de Alquitrán.

La mayor parte del público es joven, chavales que se acercan a la edad de los integrantes del grupo. Pero también hay personas de mediana edad, matrimonios y familias. Juan –un seguidor del grupo nacido en Getafe— se fuma un cigarro en la puerta. Canturrea aquello de "el humo de un cigarro se cuela en mi nariz y aprendí de lo malo y de lo bueno". Coge el mechero y enciende el piti. Hace un par de años que descubrió el grupo "por Internet". Cerca de doce meses atrás, se había decidido venir a la Riviera, y, este 2025 no se quería perder el concierto de El Duende Callejero. Viene con su mujer y su hija, de unos diecilargos o ventipocos.

"Suéltale las manos si te quemas", canta Rafa desde el escenario mientras Juan acaba el pitillo y entra de nuevo. El grupo pide que el público los alumbre con sus móviles y mil linternas llenan la Riviera de luces de apoyo a El Duende, que no ha hecho otra cosa que no sea repartir duende por la capital. "Las pequeñas cosas son maravillosas, hay que saberlas distinguir y poderlas vivir", alecciona el grupo de flamenquito a sus seguidores.

Es entonces cuando desde el escenario se pregunta con entusiasmo: "¿Hay alguien que vaya a follar esta noche?" Algunos emparejados y algunos optimistas levantan la mano. Y sale Chukky a cantar mientras los asistentes corean su nombre artístico. Cientos de personas acaban cantando Techo de cristal "a grito pelao" . Disfrutan porque saben bien que "la vida son dos días". Que es el momento de olvidarse de sus problemas porque siempre "sale el sol", según relatan los artistas cordobeses, que ya se dirigen a Sevilla para actuar en La Cartuja este mismo sábado y seguir repartiendo duende allá por donde van.

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