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Al público no le interesa una descafeinada Copa del Rey

La imagen desoladora que mostraron ayer, y mostrarán hoy, los estadios en la Copa del Rey debería hacer reflexionar a los mandatarios de la necesidad de modificar este formato descafeinado de la competición, que acaba porque los aficionados den la espalda a la Copa. El Atlético ha vendido sólo 24 entradas.

A excepción del Santiago Bernabéu, que registrará un lleno, los estadios de Primera División estarán prácticamente vacíos para albergar los partidos de vuelta de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey. Buena prueba de ello es que el Atlético de Madrid – una de las aficiones más fieles- sólo ha vendido 24 entradas para el encuentro de esta noche ante la Universidad de Las Palmas, al que ya ganó por 0-5 en la ida.

En los encuentros que se disputaron anoche, apenas había 1.000 aficionados, pese a que la eliminatoria entre el Racing y el Córdoba estaba abierta. El temporal que azotaba Santander y el poco cartel que tienen equipos de Segunda División hizo que fuera difícil encontrar en el Sardinero a aficionados, al igual que sucedió en Cornellá-El Prat.

Los clubes intentan poner precios populares –las entradas para el Calderón salen a la venta a partir de 5 euros-, pero el formato impuesto por los clubes poderosos hacen que pierda interés una competición que se empeñan en elogiar, mientras su propio sistema desprestigia la competitividad.

Hace unos años, en España se decidió que la Copa del Rey, al menos las primeras rondas, se disputaran a un solo partido en campo del equipo de menor categoría. Sin embargo, varios clubes poderosos cayeron a las primeras de cambio y las televisiones veían reducidos sus ingresos porque había menos partidos en el calendario. A la Federación tampoco le interesaba, ya que, según ellos, una competición sin Real Madrid ni Barcelona la hacía menos atractiva. Un ejemplo es la final que se disputó en Elche entre el Recreativo y el Mallorca, un incordio para Ángel María Villar. En ese formato, las sorpresas estaban a la orden del día y los aficionados disfrutaban de unos partidos vibrantes, como ocurre en la mayoría de los países europeos, donde la Copa se disputa a partido único.

El caso más ilustrativo es el del Atlético de Madrid. Resolvió su eliminatoria en la ida con un contundente 0-5 ante un rival de Segunda B. Ahora, se ve obligado a jugar en un campo fantasmal –sólo han vendido 25 entradas- y con jugadores que apenas cuentan para el entrenador.

El Barcelona se encuentra en un caso similar. El 0-2 en Ceuta ha dejado la eliminatoria vista para sentencia. Ya avisaba Guardiola en la previa que intentarían jugar bien para la poca gente que se anime a ir al Camp Nou. Y es que los azulgrana juegan a las 22:00 horas, en día laborable y televisado en abierto. ¿Quién es el valiente que va al estadio en esas condiciones?

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