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Vettel ya tiene compañía

Al acabar la carrera, el alemán se mostró políticamente correcto admitiendo que "otros han sido más rápidos".

El piloto alemán Sebastian Vettel, líder del mundial de Fórmula Uno, se ha visto sorprendido ante el plan que se había trazado de caminar más o menos con celeridad y en solitario hacia el segundo mundial, después de verse derrotado en las dos últimas carreras y, aún peor, haber sido descabalgado del podio.

Ahora, después de diez carreras, parece que Vettel no camina tan solo, ya que tiene compañía. No obstante, por mucho que le derroten y le aparten del podio, muy mal se le tendría que dar la recta final de la temporada para que no sea coronado por segunda vez como campeón del mundial.

De hecho, a pesar de la victoria primero de Fernando Alonso (Ferrari) en Silverstone y la posterior de Lewis Hamilton (McLaren) en Nürbugring, Vettel sigue contando con un margen más que suficiente como para no temer por su título, ya que a falta de nueve carreras por disputarse, y tras diez concluidas, tiene 77 puntos de ventaja respecto al segundo, su compañero Mark Webber.

Existía el temor antes de las dos últimas carreras de que el Mundial quedase liquidado en breve y que Vettel alcanzase la fatídica cifra de cien puntos de ventaja, lo que se entendía como un peligroso desánimo en el negocio, tanto en la parrilla como en los espectadores.

Antes de Inglaterra se hablaba de poner fecha a la consecución del título de Vettel, en Corea o Japón. Incluso había atrevidos que, acuciados por el desánimo, temían que el alemán llegase a hacerse con el mundial acabada la ruta europea con una última carrera en Monza, tras la cual aún quedan por disputarse 150 puntos. Los dos últimos episodios, y especialmente el GP de Alemania, han contribuido como mínimo a pensar que al Mundial aún le puede quedar algo más de vida pese a la idea pesimista de que todo estaba liquidado con un Vettel invencible.

Primero, la mejora de los Ferrari, y concretamente el salto de calidad que ha experimentado Fernando Alonso con su coche, y después los McLaren, y puntualmente su piloto líder, el británico Lewis Hamilton, hacen pensar que si el nivel de competencia se mantiene posiblemente no sólo a Vettel le va a costar ganar muchas más carreras, sino que acabar fuera del podio podría no ser un hecho puntual.

En la carrera de Nürburgring se escenificó una unión no firmada entre Hamilton, Alonso y Webber de impedir por todos los medios que Vettel no se pusiera a tirar de la carrera con el fin de no perderlo de vista como en otras tantas ocasiones.

No fue nada hablado, pero el hecho de que Vettel no lograse la pole y quedase encajonado en la parrilla con su compañero y con Hamilton por delante y con Alonso por detrás deparó una salida en la que todos se lanzaron como coyotes para llegar a la primera curva el primero, Vettel incluido.

Vettel sin la primera posición, con Webber liderando la carrera y con ganas de cobrarse facturas en su equipo por el desprecio que sigue sufriendo, Hamilton con un coche completamente mejorado y Alonso por detrás apretándole, vivió sus primeros momentos de angustia en este Mundial.

No es extraño que en una acción sin más se saliese de la trazada, pisase la hierba e hiciese un trompo que le llevó a perder suficientes segundos como para quedar en tierra de nadie, luchando con un esforzado Felipe Massa por la cuarta posición, hasta que el última vuelta el alemán se la encontró en bandeja y pudo sumar dos puntos más, que si hubiese acabado quinto.

Vettel ya ha llamado al orden a su equipo para que en Hungría, la última carrera antes del parón del verano, su Red Bull vuelva a ser el de las grande tardes de F1, para evitar que otro tropiezo o un cero inesperado lleve el miedo a un piloto y escudería que hasta hace poco más de tres semanas no contemplaban ni la peor de sus pesadillas tener compañía en lo alto de la tabla.

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