Lo primero que hay que decir es que si las estrellas francesas hubieran jugado el partido a su mejor nivel, el resultado más probable hubiera sido el mismo: la victoria de España. Sin embargo, es obvio que Francia ha tirado el encuentro ante España. El hecho de que ni Parker ni Noah, sus dos mejores jugadores, no hayan disputado ni un minuto, así lo demuestra.
Los motivos sólo los sabrá su entrenador, Collet. Pero lo más fácil es pensar que el combinado galo estaba pensando en las semifinales antes que en los cuartos. Porque quedando primera de grupo evita a Lituania, la mejor selección de este campeonato después de España y Francia y, sobre todo, la anfitriona.
Parece que Collet no ha querido ni imaginarse una hipotética semifinal ante Lituania. Aún a costa de enfrentarse a Grecia, un hueso siempre duro de roer, en cuartos de final, y no a Eslovenia o Finlandia, entre los que saldrá el rival de España.
Todo esto, ojo, suponiendo que Lituania no pierda de más de diez ante Alemania en el encuentro que se está disputando en estos momentos. Si se produjera ese resultado, Alemania sería la cuarta clasificada y Lituania se quedaría fuera.
Otra teoría, quizá más rocambolesca, apunta a que el seleccionador francés está tan seguro de su equipo, que sabe que siga el camino que siga llegará a la final, en la que se medirá a España. Y entonces tiene varias cartas guardadas para superar a los de Scariolo. Cartas que en este encuentro no ha querido mostrar lo más mínimo.
Sea por lo que sea, la actitud de Francia ha sido cuando menos reprobable. Mejor hacer como España: ir partido a partido, pensando en ganarlos todos. Lo que tenga que llegar, ya llegará. Y cuidado, porque Grecia en cuartos será un escollo muy duro para los franceses, que lo mismo se llevan algún susto...