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Juanito, el espíritu indómito del madridismo

Este lunes se cumplen dos décadas de la muerte de Juan Gómez, recordado en la grada del Bernabéu como uno de los grandes ídolos del madridismo.

Este lunes se cumplen dos décadas de la muerte de Juan Gómez, recordado en la grada del Bernabéu como uno de los grandes ídolos del madridismo.

Un accidente de tráfico acabó con la vida de Juan Gómez, Juanito, el 2 de abril de 1992, a la altura de Calzada de Oropesa (Toledo), cuando regresaba a Mérida tras presenciar un Real Madrid-Torino de la Copa de la UEFA. Desde entonces, en todos los partidos que se juegan en el estadio Santiago Bernabéu, en el minuto 7 (el número de dorsal que lució Juanito siempre en el Real Madrid) de la primera parte se escucha corear a la afición "Illa, illa, illa, Juanito maravilla", apelando al famoso espíritu de Juanito, ese que tantas remontadas le han dado a los blancos en las mágicas noches europeas.

La leyenda de Juanito (Los Boliches, Fuengirola, Málaga, 10 de noviembre de 1954) empezó a forjarse en el Aspes CF y el CD Los Boliches, sus primeros equipos. En verano de 1969, con sólo catorce años, fue fichado por el Atlético de Madrid para jugar en las categorías inferiores. El joven futbolista alteró su documentación para poder jugar en la categoría sub'18 del club y debutó con el primer equipo en la temporada 1972/73, durante un amistoso contra el Benfica. Pero en los primeros minutos se fracturó la tibia y acabó entonces su carrera en el equipo rojiblanco. Juan nunca le perdonó al Atlético que le dejara tirado tras aquella lesión.

En agosto de 1973 fichó por el Burgos y allí permaneció durante cuatro temporadas. En la campaña 1975/76 se proclamó campeón de Segunda División, logrando el consecuente ascenso. Debutó en Primera División en la 76/77, en un partido ante el Espanyol que perdió por 1-2. Pero las grandes actuaciones conseguidas aquella temporada, como la goleada al Atlético en el Estadio Manzanares (0-3), le valieron el interés de los grandes clubes del fútbol español.

El Atlético quiso repescarlo y también el FC Barcelona trató de hacerse con sus servicios, pero fue el Real Madrid, en diciembre de 1976, el que finalmente se llevó el gato al agua al ficharlo por 27 millones de pesetas. Don Santiago Bernabéu quería contratarlo a toda costa. Juanito llegó al Madrid en 1977, pero su aterrizaje no fue sencillo. Al futbolista malagueño le costó encajar en un club como el Madrid debido a su fuerte temperamento. Pero gente de la casa como Vicente del Bosque, Camacho o Santillana facilitaron la adaptación del talentoso y veloz extremo, que acabaría cautivando a Chamartín.

Uno de los partidos más recordados de su primera temporada como madridista fue la victoria por 2-3 en un clásico ante el Barcelona en el Camp Nou, en un partido en el que Juanito acabaría siendo clave, pese a que días antes había recibido un botellazo en Belgrado con la selección española del que aún estaba convaleciente.

Fue Juanito un jugador de raza y entrega, que le dio al Real Madrid un plus de combatividad. Si por algo tiene fama el equipo blanco es porque nunca darse por vencido, porque lucha siempre hasta la extenuación, porque consigue grandes remontadas. Y ello lo ha conseguido gracias, en buena parte, a Juanito.

Así ocurrió, por ejemplo, aquella en la eliminatoria de octavos de final de la Copa de la UEFA de la temporada 85/86 ante el Borussia Mönchengladbach. Los alemanes habían ganado por 5-1 en la ida, pero los madridistas se impusieron por 4-0 en la vuelta en el Bernabéu, con dos goles de Santillana y otros dos de Valdano, que supusieron la clasificación de los blancos.

Ya había avisado Juanito a Graziano Bini, defensa del Inter, durante la ida de semifinales de la Copa de la UEFA disputada en el estadio Giuseppe Meazza. Los nerazzurri ganaron por 2-0, pero Juanito se acercó a Bini tras el partido para avisar a su rival, en un italiano poco ortodoxo pero perfectamente entendible, de lo que les esperaría en Madrid: "90 minuti in Bernabéu son molto longo". Juanito tenía razón porque en la vuelta, jugada quince días después, el Madrid se impuso por 3-0 y logró el pase a la final, que acabaría ganando ante el Videoton húngaro.

Ese temperamento visceral le ocasionó graves perjuicios a Juanito a lo largo de su carrera deportiva: en 1978 fue sancionado con dos años –aunque la UEFA luego redujo el castigo a 14 meses– sin disputar partidos europeos por agredir al árbitro germano-oriental Adolf Prokov; en 1986 escupió a Uli Stielike, cuando éste ya era jugador del Neuchatel suizo, durante un partido de copa de la UEFA; y en abril de 1987 fue suspendido de las competiciones europeas durante cinco años por el famoso pisotón en la cabeza a Lothar Matthäus durante un Bayern de Múnich-Real Madrid.

La directiva del Real Madrid también multó a Juanito con 300.000 pesetas por torear vaquillas en una corrida benéfica. En otra ocasión fue sancionado con 140.000 pesetas por decir que Amancio Amaro, entonces entrenador del Madrid, llevaba a Lozano a Bruselas de intérprete. Además, una juerga nocturna en Milán le supuso una multa de 400.000 pesetas y ser apartado temporalmente del equipo por Amancio.

Tras el incidente incidente con Matthäus, a quien posteriormente regaló un capote y un estoque a modo de disculpa, Juanito se vio obligado a abandonar el Madrid no como a él le hubiese gustado y fichó por el Málaga CF, con el que jugó durante las temporadas 1987/88 y 1988/89. Uno de sus últimos goles fue precisamente contra el portero Paco Buyo en un encuentro Málaga-Real Madrid de 1989.

En sus diez años en el Real Madrid, Juanito sumó dos Copas de la UEFA, cuatro Ligas, dos Copas del Rey, una Copa de la Liga, un subcampeonato de la Copa de Europa (1981) y otro subcampeonato de la Recopa (1983), además de un Pichichi con 17 goles (1983-84).

Finalmente se retiró en el CD Los Boliches. Fue el 27 de junio de 1989 cuando Juanito ponía fin a su carrera como jugador. Aquella tarde, el diestro Curro Romero le cortó la coleta al "torero del balón" en el estadio malagueño de La Rosaleda como escenario, como él quiso siempre, pues Juanito estuvo muy vinculado al mundo taurino.

Tras poner definitivamente punto y aparte al fútbol, inicia el curso de entrenador y, una vez finalizado, ya con título en las manos, acepta la oferta del CD Mérida, que jugaba en Segunda División. Allí se metió a la afición en el bolsillo y llevó al equipo al sexto lugar de la clasificación.

Su sueño era entrenar al Madrid. "Volveré algún día como entrenador de la casa", había dicho en 1987. Pero se equivocaba. Aquella fatídica noche del 2 de abril de 1992, Juanito se quedó dormido en el asiento del copiloto y falleció al quedar su coche empotrado contra un camión. España entera quedó consternada ante aquella tremenda noticia. Murió el hombre pero nació el gran mito del madridismo, el del espíritu de las grandes noches europeas en el Bernabéu.

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